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PARA UNA MEJOR COMPRENSION DE MT 1 4 , 2 2 -3 3 255 Contrariamente a lo que sucede en la literatura posterior su función direc­ tiva no existe si exceptuamos esta relación con Cristo» l6. Sobre el fondo histórico del hecho los juicios son también divergentes. Dos ejemplos podrán ilustrarlo: a) A. Loisy piensa que este relato no es sino el producto de una fusión de diversos elementos esparcidos a lo largo de los evangelios: — El hundimiento = negaciones de Pedro (Mt 26, 69 s.). — Pedro sobre las aguas = pesca milagrosa (Jn 21 , 7). — Reproche por la poca fe = tempestad calmada (Mt 8 , 23-28). — La duda = actitud ante la resurrección (Mt 28. 17)17. b) A. Plummer, por su parte, es de parecer totalmente contrario al ex­ puesto por Loisy. Esta es su conclusión: «Cuanto más estudiamos el relato referente a S. Pedro, tanto más nos convencemos de que no puede ser una invención» ,s. Pero dado que no es con afirmaciones generales como se esclarecen las cuestiones, voy a aportar algunas reflexiones que pueden justificar la conclu­ sión de Plummer. No parece, en efecto, ser suficiente el argumento «ex si- lentio» para combatir la autenticidad de Mt 14, 28-32. Mateo 16, 17-19 no es impugnado por la sola razón de que aparezca sólo en el l.cr evangelio (cf. Mt 17, 24-27; 18, 21-35). Tales pasajes deberán ser examinados, sin apriorismos, viendo si responden positiva o negativamente a unos criterios objetivos capaces de demostrar su verdad, sean hapax o no. «Ahora bien, Mt 16, 17-19 y 14, 28-32 parecen provenir de la misma fuente aramea al igual que los versículos que preceden y siguen» 19. Además, por lo que al fondo se refiere, es perfectamente coherente con la imagen que de Pedro nos ofrece Mateo: hombre a la vez entusiasta (14, 28. 29; 16, 16; 26,33) y cobarde (14, 38; 16, 22; 26, 69 ss.). ¿Cómo explicar el silencio de Marcos? Admitiendo la inspiraciónpe- trina del segundo evangelio, el silencio de Marcos podría estar motivado en que tales logia conciernen demasiado de cerca a Pedro para que éste con­ sintiera a su discípulo el contarlos (argumento de humildad), o que, incluso, no habrían formado parte de la catequesis del Apóstol tal como la conoció Marcos 20. 16. Saint Pierre, disciple, apôtre, martyr, Paris 1952, 22. 17. Les Evangiles synoptiques I, Ceffendons 1907, 939-946. 18. An exegetical Comentary on the Gospel according to S. Matthew, London 1909, 209; en la misma linea se situa M.-J. L a g r a n g e , Evangile selon Matthieu, Paris 1923, 295. 19. G. G a n d e r , o . c ., 174. Sobre el origen polémico de Mt 16, 17-19, cf. E. Kä­ s e m a n n , Die Anfänge christlicher Theologie, en Zeitschrift für Theologie und Kirche 57 (1960) 184. 20. M.-J. L a g ra n g e , o . c ., 294.

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