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SAN FRANCISCO DE ASIS. 189 ños»414, aunque nos tengamos que quedar hoy muy lejos de las cotas que alcanzó el Santo de Asís. En una palabra, el mensaje de S. Francisco de Asís al mundo de hoy es a base de virtudes del «primer componente» hagiotípico, en las que él fue eminente, y de las que el hombre de hoy está tan necesitado. Hemos de terminar este ya largo estudio. S. Francisco es de aquellos hombres que — dentro del desconcertante contraste de sus cualidades— nos parece sumamente actual y muy de nuestros días. Yo diría que, así como S. Agustín ha sido siempre actual en el orden de las ideas o teórico (filosó- fico-teológico), por la problemática que le cautivó y el modo como la pro puso, Francisco ha sido siempre actual en el orden de la vida, y de la pro blemática que ésta encierra. Aunque no debemos olvidar que en realidad Francisco es hoy actual, porque en su tiempo fue un innovador. Lo fue en tonces por haber instituido, entre otras cosas — como ya dijimos— , una Orden religiosa de «apóstoles» (que entonces no se conocían), y no menos por haber sacado la espiritualidad fuera de los Monasterios; y lo sigue sien do hoy por las soluciones que nos brinda — salvando todos los pormenores accidentales, que el cambio de los tiempos imponen— a problemas que nos acucian en la actualidad, en estos momentos de desorientación y de ansias de cambiar de postura sea la que sea. Concluyamos insistiendo en que la espiritualidad franciscana es del pri mero y tercer componente hagiotípico. Dios envía a su Iglesia a los grandes santos para ser testigos en aquellas virtudes que el mundo necesita en cada momento. En el s. xm Francisco cumplió, como vimos, su misión «temporal»; y en nuestro tiempo sigue cumpliendo su misión orientadora, recordándonos esas virtudes del primero y tercer componente, de que estamos más necesi tados. Sheldon notó — con sus ojos totalmente arreligiosos— cómo en el Cristianismo actual había habido un corrimiento hacia la somatotonía ( 2 .° componente); pero ahí está S. Francisco para hacer la corrección correspon diente a esta desviación, subrayando algunas virtudes fundamentales del Cris tianismo, que o se van perdiendo, o al menos van pasando a un segundo plano, por ese sobreaprecio de las virtudes somatotónicas. Su mensaje resu mido sería este: de «amor» y «no-violencia», de «mansedumbre y benigni dad», de «bondad y comprensión», de «desprendimiento de las cosas terre nas», de «humildad y sencillez», y, en fin, de «fidelidad al cumplimiento de la voluntad de Dios» (tan olvidada, y aun conculcada en nuestros días). A lejandro R oldan V il ler , S.J. dieron limosna a los frailes (Espejo de Perfección, c. 4, L X V I [BAC 647-648]; o en el mismo hecho de predicar a las aves ( I Celano, n. 58 [BAC 287]), etc. 414. Como cuando ordenaba a sus frailes que reverenciasen a los sacerdotes, no sólo besando sus manos, «sino incluso las pisadas de los caballos en que cabalgaban»: Leyenda de los tres compañeros, n. 57 [BAC 735]. Nos atrae la inocencia del niño; y ésta es también la razón por la que nos atrae el franciscanismo, hoy día, en que los niños pierden antes la inocencia y nos parecen hombrecitos antes de tiempo.
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