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SAN FRANCISCO DE ASIS. 187 sidad de hacerse moderna, es moderna» 401. La estructura es la de una pirá- mida con fuerza en la base, y cuanto más se sube, la autoridad pierde poten cia y autoridad concreta 402. Es Orden fraternal, prevalentemente horizontal. E l que gobierna la casa es el Capítulo Conventual con el superior4M. Aun que ya puede suponerse que no es cuestión de mayoría de opiniones; ya que el superior es árbitro, y puede dar la razón a la m inoría404. cc) Actitud ante la injusticia social en el mundo contemporáneo. Otro aspecto sumamente moderno de la actitud de Francisco ante un problema como el de la «preocupación por la justicia social en el mundo», puede ser hoy de gran interés y sobremanera ilustrativo. La Escritura habla continua mente de que Dios hace justicia al oprimido contra el opresor — nos dice Koser 405— y lo mismo puede decirse del Nuevo Testamento (Bienaventuran zas). Pero ¿qué es la justicia en la Sagrada Escritura? (ib.). No son hoy ma yores las injusticias que antes; la lástima es que no hayan sido los cristianos, sino Marx quien haya puesto esto de relieve406. Hoy la Iglesia (nos recuerda Koser) ha reaccionado — Rerum Novarum, Quadragessimo Anno, Divini illius Redemptoris, Pacem in Tenis, Mater et Magistra, Populorum Progressio, Octogessimo Adveniens — , y la tradición franciscana había actuado en este mismo sentido 407. Con todo, no es justo — sigue hablando Koser — decir que la responsabilidad de la existencia de pueblos pobres sean los pueblos ri cos 408. Koser se inclina — a nuestro juicio con gran acierto, en cuestión tan desorbitada como ésta actualmente— a imitar el ejemplo de Cristo, que no entró en política en una situación social mucho peor que la nuestra 409; y a seguir el de S. Francisco, que en el ambiente social de su tiempo — que tam poco era muy diferente del nuestro— no entró en el tema, sino que «pre 401. O. c., 128. Esto no prejuzga que. aún hoy día, otras Ordenes religiosas pue dan poner mayor énfasis en la obediencia, de la que el mundo moderno está más ne cesitado —si cabe— que nunca. 402. Id., o . c ., 105. 403. Id., o . c ., 108. 404. Id., o . c ., 113. 405. Id., o . c ., 173. 406. Id., o . c ., 174. 407. Id., o . c ., 175. Por eso nos recuerda el M inistro General de la Orden, que Bernardo de Feltre inició los Montes de Piedad de Italia; que el Cardenal Cisneros fundó la Universidad de Alcalá (organización que estaba en manos de estudiantes, no de los profesores), y que la misma Tercera Orden de Francisco se estructuró en este mismo sentido. 408. O. c., 177. 409. O. c., 182 (subrayamos nosotros): «¿Qué haría Cristo —se pregunta Koser— en nuestra situación de hoy?». Efectivamente esta idea merece un pequeño comentario. La lacra social mayor que ha existido en todos los tiempos fue la «esclavitud». Ahora bien, Cristo, que vio sin duda con sus propios ojos los esclavos que poseían en Pales tina los romanos dominadores de su pueblo; no sólo no se puso, como Espartaco, al frente de los esclavos para conseguir su liberación, sino que no intervino en este pro blema. ¡No había venido para eso a este mundo! Atacó, eso sí, las actitudes humanas que entonces llevaron a la justificación ele la esclavitud, y que hoy siguen conduciendo a nuevas y más refinadas formas de sumisión del hombre por el hombre. Todavía más,
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