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SAN FRANCISCO DE A S IS . 155 hijos, que dieron su vida en casi todas las avanzadas del cristianismo en tierras de infieles. Ya volveremos sobre la novedad que este apostolado su puso en la Iglesia de su tiempo; ahora basta señalar que Francisco ardió en deseos de marchar a las misiones entre los infieles, y que de hecho fue al Oriente Medio a la misión entre los turcos. Francisco tenía preferencia por el modo de amar a Jesucristo de S. Pedro y S. Pablo, porque su caridad era activa y dinámica 256. Por eso también tuvo especial aprecio por el trabajo, que prescribió a sus fieles en la Regla, y no sólo para cumplir el precepto del Apóstol (2 Tbes. 3, 10 ), y evitar las tentaciones que lleva consigo el ocio 257, sino para servir a Dios invitándoles a trabajar «fiel y devotamente» 258. Si S. Benito había introducido en el claus tro la vida mixta con su «ora et labora», S. Francisco lleva la vida mixta fuera del claustro. A l principio de su conversión Francisco trabajó de albañil en la reconstrucción de la iglesia de S. Damián ; más tarde su trabajo será el apostolado..., pero ¡siempre el trabajo! Ciertamente su predicación fue sencilla, y aun — como dijimos— falta de preparación inmediata, por su modo de ser carismàtico; pero siempre estuvo llena de celo apostóilico. Más aun, su celo de las almas no estuvo a veces exento de atrevimiento, combi nado armoniosamente con la humildad. Tal fue su «Carta a todos los fieles». E l mero hecho de dirigirse a todos los habitantes del mundo, muestra esta su actitud llena de celo apostólico, no menos que de ingenuidad candorosa 259. E l apostolado que inculca Francisco a los suyos no es «específico». Hay Ordenes religiosas que se dedican a la predicación; otras a la docencia y for mación de la juventud; otras a la redención de cautivos; otras al apostolado con los enfermos. Francisco inculca a los suyos, como apostolado, el «dar testimonio del Evangelio» en cualquier ocupación o trabajo que ejerciten. Koser considera como una de las fatalidades históricas de su Orden el haber sido llamado «mendicante». «Pienso — dice— que S. Francisco más que men dicante, era trabajador...; la mendicación, como medio normal y habitual de subsistencia de vida, no entraba en la mentalidad de Francisco; ahí en traba el trabajo» 260. «Lo esencial para nosotros — afirma— es vivir el Evan gelio según el estilo peculiar de Francisco de Asís, ser franciscanos; luego, uno puede ser albañil, otro sacerdote, otro profesor, o lo que sea» (Ib .). Y aun añade el Ministro General de la Orden, que la «.forma vitae evangelicae» es posible tenerla y observarla como banquero, aduciendo el caso histórico 256. B uenaventura , c . 9, n. 3 [BAC 522-523]. 257. I Regla, c. 7 [BAC 8], 258. I I Regla, c. 5 [BAC 24]. 259. A todos los cristianos, religiosos, clérigos y legos, así hom bres y mujeres, y a todos los que habitan en el universo m undo, Fray Francisco, su siervo y sú bdito, sa luda con reverencia y desea la verdadera paz del cielo y la sincera caridad en el Señor [BAC 43-47], 260. E l Franciscanismo y su fuerza de atracción en el mundo de hoy, Valencia 1973, 23-24.
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