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SAN FRANCISCO DE A S IS . 145 lograrlo. Y ya que no lo pudo conseguir, solía tener siempre presente en su espíritu la Cruz de Cristo. Por eso firmaba las cartas, que generalmente dic­ taba a Fray León, con una cruz en forma de «tau» 18°. K. Esser afirma que imitar generosamente a Cristo y realizar el género de vidapropuesto por el Evan­ gelio es la « forma Sancti Evangelii» 181 . Y por eso, la imitación la quiso llevar Francisco hasta el momento supremo de su muerte: «Mandó que le trajesen algunos panes. Los bendijo e hizo partirlos, pues la suma debilidad le impedía hacer esto por sí mismo. Y dio a cada uno su parte, mandando que la co­ mieran toda. Así, como el Señor quiso comer con sus Apóstoles el jueves, en prueba de amor, su perfecto imitador, el bienaventurado Francisco, quiso dejar a sus frailes la misma señal» l82. Fue sin duda esta obsesión de imitar en todo a Cristo, lo que motivó que algunos biógrafos se dedicaran a destacar el paralelismo entre Cristo y Francisco de Asís 183. Así, la elección de los doce primeros compañeros — como doce habían sido los Apóstoles elegidos por Cristo — ; de los que también uno, Fray Juan de la Capela, apostató y se ahorcó, como Judas. Y prolongando este deseo de paralelismo también un primer seguidor de Francisco, Fray Gil, fue arrebatado al tercer cielo, como S. Pablo; y a Fray Felipe Longo le tocó un ángel en los labios con un carbón encendido, como a Isaías, etc., etc . 184 2 ° Amor de S. Francisco a los hombres Francisco entendió correctamente que el amor a Dios y al prójimo no son dos mandamientos distintos, sino dos partes de un mismo precepto; y que, si bien el orden valorativo de éstas es el dicho, el de actuación es inverso, ya que — como dijo S. Agustín — se comienza por el segundo para llegar al primero. Más aun, supuesta la redención de las almas por Jesucristo, la glo­ ria de Dios coincide con la salvación de las almas, y amar al prójimo es amar a Dios. Por eso, el amor de Francisco por Cristo se confunde con su amor a los prójimos. Pero, para mayor claridad en la exposición, distingamos los di­ versos objetos de ese amor a los hombres. aa) Amor a sus frailes. La relación «famiüar» entre Francisco y sus frai les, así como la de estos entre sí, nos la describe Gemelli de este modo: «San Francisco ama a los suyos y funda la obediencia sobre el amor recíproco: materno en los superiores, filial y de hermanos entre los súbditos; quiere que superiores y dependientes se alternen en el oficio, de modo que la jerarquía surja de la igualdad y en la humildad se apoye, y la obediencia comience en la firme confianza de conseguir la libertad de espíritu» 185. Queriendo Iriarte 180. E ng lebert, o . c ., 55. 181. L’O rdre de Saint François, Paris 1957, 35. 182. E spejo de Perfección, c. 6, L X X X V I'II [BAC 672], 183. Fray Bartolomé de Pisa [ L ibro de las Conform idades, 1390], señala 40 seme­ janzas entre Jesucristo y Francisco. 184. Florecillas I, c. 1 [BAC 83]. 185. E l Franciscanismo, Barcelona 1940, 27. 10

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