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142 ALEJANDRO ROLDAN V IL L E R corresponde en Psicología la personalidad afectiva, es psíquicamente el más equilibrado de todos, el de mayor salud mental. La felicidad es una ecuación entre las apetencias de un sujeto y las posibilidades que tiene de satisfa­ cerlas. Pues bien, el conformismo a ultranza del tipo 1.“ de Sheldon, le libra tanto de los conflictos del tipo tercero, en quien suelen darse grandes aspiraciones y escasas posibilidades — lo que puede llevarle al desequilibrio de la neurosis— , como de los conflictos del segundo tipo sheldoniano, que si bien tiene más posibilidades de satisfacer sus grandes aspiraciones, carece de capacidad de encajar rectamente los fracasos ruidosos. Sólo disponemos de un dato que nos facilitan los autores de la Leyenda de los tres Compañeros, que pudiera ofrecer dificultad a lo que decimos. Parece que «la madre tenía especial preferencia por Francisco, sobre todos los demás hijos, y por eso le toleraba todas estas cosas» 169; pero el mismo contexto de la cita, nos hace ver que se trataba de cosas intrascendentes, y que no hay fundamento para afirmar que Francisco hubiese sido mimado por su madre, con las malas con­ secuencias que esto suele conllevar. g) Dos conclusiones. La primera es de carácter psicológico. E l estudio analítico de la personalidad de S. Francisco de Asís nos lleva a afirmar que frente al mundo en general, poseía el santo un a modo de «a priori», o actitud radical, que le hacía percibir todo lo terreno bajo una categoría sub­ jetiva y transformante de los objetos que captaba: el «a priori» de Francisco era una alegría profunda. L. Antoine nos dice que el lema de los discípulos de Asís es: «paz y alegría» l70. Se trata de una visión optimista del mundo, que sin duda se forjó por contraste (aunque montada sobre su modo de ser temperamental) frente al pesimismo cátaro, es decir — como se expresa Sa- rasola — frente a «la tremenda pesadilla que ensombrecía de lividez y con­ gojas a los seres visibles de la creación» m. Antoine nos habla de una «mís­ tica alegre» del santo en el texto citado, y con igual exactitud podríamos hablar nosotros de una alegría mística. Baste recordar el desposorio de Fran­ cisco con su «dama Pobreza» m , en el que se idealiza lo prosaico y se reblan­ dece lo duro de la austera vida de perfección, elevándola a un terreno del más subido misticismo. La segunda conclusión es de carácter estrictamente tipológico. Valorando cuantitativamente — en cuanto cabe hacerlo de modo aproximativo con los datos que tenemos— , los rasgos psicológicos cualitativos que nos ha ofre­ cido el estudio de la personalidad de Francisco, podríamos decir que el psi- cotipo de S. Francisco de Asís era, en términos sheldonianos, un 6-5-3, es decir, una personalidad preferentemente afectivo-volitiva. Existe, pues, una 169. N. 9 [BAC 712], 170. La experiencia franciscana, Santiago de Chile 1974, 57. 171. O . c„ 136. 172. Ver E nglebert, o . c ., 431, n. 4, acerca del Sacrum Comm ercium , y 138 con nota 7.

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