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138 ALEJANDRO ROLDAN V IL L E R funciones psíquicas, sentimientos, pasiones, etc.— no podían menos de sus­ citar un sentimiento de fraternidad, no ya cósmica, sino más cercana a la estrictamente humana. A los animales les hablaba como si fuesen criaturas racionales, pero siempre bajo el ángulo sobrenatural con que contemplaba la naturaleza. Una vez será el interlocutor una cigarra: «Canta, hermana cigarra, y llena de gozo alaba al Creador» l37, dijo un día Francisco a una, que no cesaba en sus cantos, pegada a la rama de una higuera del convento de Santa María de la Porciúncula. Otra vez será un faisán, regalado al santo por un noble de Siena, a quien se dirige: «Hermano faisán, alabado sea siem­ pre nuestro Criador» 138. Otra vez, habiendo subido el Santo a una barqui- chuela del lago de Rieti, será una enorme tenca pescada por el barquero, la que éste regaló al santo, y a la que S. Francisco, llamándola también «her­ mana», devolvió enseguida al lago dejándola en libertad 139. Pero entre los animales, tenía preferencia especial por el hermano cordero, pues estos ani- malitos «representan de un cierto modo natural la piadosa mansedumbre de Cristo, y lo figuran en expresión de la divina Escritura» 14°. Es delicioso el apostrofe que dirige a un corderillo muerto por una cerda, y la maldición que lanza sobre ésta 141 ; igualmente la historia de la oveja regala al san­ to 142; y la del lebratillo 143 y del faisán, que se aficionaron al santo l44. Pre­ dicó una vez a las aves cerca de Bevagna 145, y otra ordenó a las golondrinas, que se callasen para que su predicación pudiera oírse ,46. Su amor a las aves quedó de relieve — como ya lo recordamos en otro contexto— en aquel deseo que manifestó de escribir al Emperador para que «publicase una ley especial en cuya virtud nadie pudiese coger, ni matar, ni causar daño a las avecillas que cruzan el aire», y de que el día de Navidad se obligase a esparcir «por los caminos y vías públicas gran porción de trigo y de otros granos para que las hermanas alondras y todas las otras avecillas tengan de comer en abundancia en día tan solemne»; y que los que tuviesen buey o asno les diesen pienso especial por haber estado presentes al pesebre donde nació el H ijo de Dios w . «Aun por los despreciados gusanillos sentía inde­ cible afecto, porque recordaba haberse dicho del Salvador: "Gusano soy y no hombre” » [Ps. 21 , 7 ]. Y obligado de su cariño,recogíalos del camino y 137. B uenaventura , c . 8, n. 9 [BAC 519];TI C elano , n. 171[BAC 434], 138. I I C elano , n. 170 fBAC 434]. 139. I C elano , n. 61 [BAC 288-289], 140. B uenaventura , c . 8, n. 6 [BAC 515]. 141.«¡Ay de mí, hermano corderito, animal inocente, que eres para los hombres la imagen de ¡a mansedumbre de Cristo! ¡Maldita sea la impía que te causó la muerte! ¡Que ningún hombre ni bestia alguna se alimente de sus carnes»: B uenaventura , c . 8, n. 6 [BAC 516], 142. B uenaventura , c . 8, n. 7 [BAC 516], 143. B uenaventura , c . 8, n. 8 [BAC 517]. 144. B uenaventura , c . 8, n. 10 [BAC 519], 145. I Celano, n. 58 [BAC 287]; Florecillas I, c. 15 [BAC 109], 146. I Celano, n. 59 [BAC 288]; Florecillas I, c. 15 [BAC 108], 147. Espejo de Perfección, c. 12, CX IV [BAC 695].

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