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124 ALEJANDRO ROLDAN V ILLER Tancredo (uno de los autores que redactaron la Leyenda de los tres compa ñeros ) 73. Y la fuerza de arrastre de este líder queda de manifiesto p ara quien piense que Francisco convocaba a un a em presa ex trao rd in ariam en te difícil, ta n to que muchos de los que comenzaron con entusiasm o sin tieron flaquear sus fuerzas, y que, aun en medio de los que p erseveraron, algunos dieron oca sión a una cierta relajación, y a los correspondientes conatos de reform a y vuelta al p rim itivo esp íritu . La confirmación de su rasgo de «liderazgo» la vemos tam bién en el hecho de que Francisco rehusase la p ropu esta que Santo Domingo le hizo, cuando coincidieron en casa del C ardenal Hugolino — y sin duda de acuerdo con éste, quien dándose cuenta de la elem ental organización de la F ratern id ad franciscana, previo las dificultades que po r ella su friría la O rd en del santo— , de fusionar en una ambas O rd e n e s 74. E l esp íritu ind epend iente y de líder nato de quien tenía claro en su m ente un plan muy concreto y personal a realizar, se rebeló con tra aquella proposición. No podem os dejar de consignar o tro rasgo del 2 ° com ponente, que si bien no es necesario en un líd er, sí es un buen com plem ento, que re dondea a los dichos: su voz vehem ente, clara y s o n o ra 75. b ) Actitud de Francisco ante los que le rodeaban. P ero ese liderazgo de que hemos hablado, no era el de un a personalidad exclusivam ente volitiva, sino afectivo-volitiva, como veremos. Eso quiere decir que Francisco no era de ese tipo de líderes que hemos conocido recien tem en te, conductores de ma sas por la sugestión de sus arengas y po r el magnetismo que irradiaban sus actitudes y ademanes sobre cuantos les oían. La atracción ejercida en el lide razgo de Francisco era de o tro tipo, y radicaba en un a categoría personal indiscutible, y en un conjunto de virtudes de muy diversa índole que las aludidas: una bondad ingenua, que nunca pensaba mal de nadie; y unas iniciativas tan consonantes con las circunstancias históricas en que vivió, que hacía le siguiesen cuantos le oían exponer con calor sus ideas y proyectos. Podríam os concretar la actitud característica de Francisco ante los que le rodeaban, en dos v irtud es fundam entales del p rim er com ponente caractero- lógico: mansedumbre y comprensión. Como ejemplo de «m ansedum bre» no encuen tro en su vida o tro mejor que el de los bandoleros, a quienes unos frailes menores encon traron en el cam ino, y no quisieron darles limosna (tras alguna discusión con ellos). La lección de Francisco, al saber el hecho, fue ejem plar, y pone de relieve la dulzura de su corazón para con los hom bres: «Si hacéis lo que os digo [dirigiéndose a sus frailes] confío en el Señor, que ganaréis sus almas. Id , pues, al bosque donde viven, y llamadles diciendo: " ¡H erm anos ladrones, venid! Somos herm anos vu estro s, y os traem os buen pan y bu en v ino” . E llos 73. Id., o . c . j 98-99. 74. Id., o . o., 231. 75. I C elano , n. 83 [BAC 301].
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