PS_NyG_1978v025n001p0107_0189

11 8 ALEJANDRO ROLDAN V ILLER música de su época. Form a un capítulo ap arte su conocim iento de las E scri­ turas, que no había e s tu d ia d o 42. b ) Actitud de S. Francisco ante la Ciencia. E sa falta de form ación es­ colar — no recibida p o r m otivo de su fam ilia— no pudo menos de condicio­ n a r inconscientem ente su actitud ante las ciencias. H a sido este p u n to con­ trov ertido . Se ha dicho que Francisco despreciaba la ciencia en sí misma; p ero esto no parece fundado. Es un hecho cierto que él fue iletrado , y que quiso que sus frailes tam bién fuesen simples e ile tra d o s 43; pero la motiva­ ción de esto ú ltim o es algo diversa de la que muchos h an supuesto. S. Fran­ cisco no despreciaba la ciencia en sí misma ; lo que le dolía era que se bus­ case sólo la ciencia, m enospreciando la v irtu d « p articu larm en te cuando cada uno no perm anecía en la vocación a que desde un principio fuera llamado» 4*. P o r eso, en la Regla ordena que: «los que no saben letras, no cuiden ap ren ­ derlas» 45; y, sobre todo, quería ap a rtar a los suyos del excesivo deseo de a p re n d e r46. P ara en tend er la actitud del santo ante las ciencias, debe enfocarse bien el problem a. O p ino que influían dos factores principales en este tema: uno n atu ral y o tro sob renatu ral, que se fundía con aquél en u n todo. E l n atu ral amor y entusiasmo, se expandía y cantaba en la lengua gálica». Pero interesan algunos pormenores. Afirma Celano que, a veces, «recogía del suelo un palo, y colocándolo sobre el brazo izquierdo, cogía en la derecha un arco de alambre, lo pasaba sobre el palo como sobre el violín, y haciendo los gestos correspondientes, cantaba en francés al Señor»: II C e la n o , n. 127 [B A C 413]. En cierta ocasión, estando con unos antiguos camaradas, pidióles como limosna aceite para la lámpara de la Iglesia de San Damián, y lo hizo en francés y con gran fervor: Leyenda de los tres Compañeros, n. 24 [B A C 720]. Cuando abandonó su pueblo natal en busca de soledad y retiro, se internó en la espesura del bosque: «cantando con júbilo en lengua francesa alabanzas del Seño''»: B u e n a v e n t u r a , c . 2, n. 5 [B A C 474, 475]. Yendo, en cierta ocasión, vestido pobremente y tropezando con un hermano carnal suyo, éste le despreció; a lo que Francisco «res­ pondió en francés y con energía de espíritu»: Leyenda de los tres compañeros, n. 23 [B A C 720], La razón de esta su predilección por el francés, era de orden sobrenatural, para él: «Amaba... a Francia por ser devota del Santísimo Sacramento, y deseaba morir en ella por amor a tan sagrados misterios»: II C elano , n. 201 [BAC 450]. Y en otro pasaje, Celano nos repite la misma idea: «Siempre que Francisco, sintiéndose poseído del Espíritu Santo, prorrumpía en ardientes exclamaciones, hablaba en francés, como si pre­ viese que debía ser honrado principalmente, y venerado con culto especial, en aquella nación»: II C elano , n. 13 [BAC 350]. 42. Un dominico, docto en Sagrada Escritura, le preguntó en cierta ocasión sobre el sentido de un texto de Ezequiel. Al darle su opinión el santo, el sabio escritu- rista manifestó luego a los compañeros de Francisco: «Hermanos míos, la teología de este hombre, adquirida en la pureza y contemplación, se remonta cual águila real; mas nuestra ciencia se arrastra penosamente por la tierra»: II C elano , n. 103 [BAC 399, 400]. La misma escena se repitió en Roma, en casa de un Cardenal (ib.). 4 3 . Anasagasti, Francisco de Asís busca al hombre, B ilb a o 1 9 6 4 , 124 , n ota 15. 4 4 . II C e la n o , n. 19 5 [BAC 4 4 7 ]. 45. II Regla, c. 10 [BAC 26], 4 6 . II C e la n o , n . 19 5 [BAC 4 4 / ] : «A un r e lig io s o le g o q u e ansiaba ten er un b r e ­ v ia rio , y para lo cu a l le p e d ía p e rm iso , le e n tre g ó u n p u ñ a d o d e cen iza en v e z d e un b r e v ia r io ».

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz