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EL PECADO OR IG INAL. 97 tampoco p ara Vanneste cuando se dem ora páginas y páginas en solucionar esta «molestissim a quaestio» del pecado de los niños. T am b ién fue moles tísim a p ara A gustín . P recaución básica en todo este tem a del pecado de los niños es el no afirmar sobre ellos nada sino es p artien d o de lo que sabemos seguro respecto de los adu lto s. Los niños son hombres in fieri, en form ación; po r ta n to , la afirmación de la pecam inosidad de los adultos po drá aplicarse sólo propo rcionalm en te a los niños [5 4 -8 ], P a ra el concilio de C artago la presencia del pecado en los niños era el nudo del problem a. P ero , tal vez sea posible, sin con tradecir su in ten ción p ro fund a, dejar d e atrib u ir a los niños un pecado que sólo puede ex istir en los adultos. Va re sume su pensam iento en estas palabras: «E l hecho de que los niños nazcan en estado de pecado original significa que todos los hombres, absolutamente todos, son pecadores y que los son desde el primer instante en que son hom bres, y es esto no porque su naturaleza sea mala, sino porque ellos mismos han escogido libremente el ser pecados. Esto quiere decir, al mismo tiempo, que todos tienen necesidad de la gracia de C risto» [ 5 9 ] (subrayam os). Vanneste insiste en que el pecado es algo histó rico, p rov ien e de la lib re decisión del hom bre. P e ro entonces, ¿cóm o decir de los niños que son peca dores? E s difícil p ara la teología h ab lar de los niños. P o r lo qu e respecta a n u estro tem a la Iglesia nunca afirma que los n iños sin b autism o son ino centes o justos. P ero no es in ú til referirse a ellos, p o rqu e allí se ve con toda n itid ez la universalidad del pecado. H ay qu e reafirm arlo: todos pecan p o r que qu ieren pecar librem ente, son pecadores p o rq u e qu ieren. Y ¿los niños? Tam bién, dice Va: «porque de todo niño, qu e viene a este m undo, sabemos que pecará desde el p rim er in stan te en que actúe como hom b re y se decida co n tra D ios» [ 6 1 ] . P o rq u e todo hom b re es pecador, tam bién el n iño es pecador en la m edida en que es hom bre [6 3 , 6 5 ] . N o logra Vanneste desen red arse d e la p reg u n ta: si todo pecado «es siem pre pecado lib re y perso nal» [ 6 5 ] , ¿cómo afirm arlo de los niños? C ierto , el pecado es prop io , en sentido pleno, d e los adu lto s, p ero podem os decir que, en la m edida en qu e el niño es virtualmente hom bre es virtualmente pecador. «E l pecado original es un pecado v irtu a l» , en tend iendo la frase en el sen tido en q u e decimos que « u n niño es v irtu alm en te hom bre y, p o r ta n to , v irtu a lm en te peca do r» [ 6 4 ] . La exposición d e Vanneste se refiere, h asta el m om ento, al hecho d el pe cado universal co rrelato indispensable d e la redención universal. Pasa ya a d eterm in ar la naturaleza de este pecado que a todos afecta. Em pieza su labo r hablando d e la concupiscencia. T am bién aquí Vanneste piensa qu e se esclarece la cuestión p ara la teología d e hoy, con una relectura d e A gu stín que vaya a lo p ro fundo y su stan tivo d e su enseñanza, om itiendo lo caduco. 7
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