PS_NyG_1978v025n001p0003_0106

92 ALEJANDRO DE V ILLALM ON TE Si bien lo personal-existencial del pecado haya que buscarlo en la dimensión profunda del ser humano. O tra consecuencia es que no se podrá hab lar de pecado en el niño recién llegado al m undo. P ero el que los niños no tengan el llamado pecado original, en nada afecta a la praxis del b au tism o infantil, adm inistrado p o r otro s motivos [ 2 7 8 ]. Como criterios para emprender futuras investigaciones sobre el tema del pecado original cabría señalar, según Baumann, los siguientes: 1 . Realismo bíblico. P a rtir del hom b re en su situación actual, no del hom bre imaginado en una situación ideal [2 8 0 s .]. 2. T en er en cuenta la preponderancia del Tú en la concepción bíblica del hom bre. P o r ello, el pecado del hom bre significa repulsa del am or como principio de la humanización del hom bre [2 8 0 s .]. 3. Radical humanización del hombre en el Evangelio. La necesidad de la redención no radica en el pecado. V iene exigida po r la esencia m isma del hom b re, radicalm ente abierta al o tro . Se o rd en a a sup erar el radical egoísmo em pobrecedor del hom bre. 4. El pecado tiene carácter de acción : no hay pecado sino en u n acto concreto contra D ios y contra el hom bre. N o hay pecado ab stracto , como no hay am or ab stracto . Si bien en el acto concreto hay que ver presen te la to talid ad de la persona, al modo dicho [2 8 2 s .]. 5. H ay que m an ten er la dirección ho rizon tal y la vertical del pecado. La dirección ho rizontal es p rop ia de los o tro s escritos del N .T . P ab lo y Ju an «reflexionan sobre la p ro fund id ad vertical del pecado. E ste era nu estro propio tema. A quí se descubre la naturaleza m o rtal del pecado con tra el herm ano y la h ondu ra de la decisión responsable con tra el principio vital de la persona, el amor. Cuando se dice que el pecado com porta un pecado con tra el hom bre « ante D ios», quiere decirse que allí queda afectada la p re­ gunta por el sen tido radical de la existencia hum ana. E sta p regun ta po r el sentido es en sí la p regun ta del hom bre por D ios» [ 2 8 3 ], 6 . Sobre el comienzo del pecado nada pueden decirnos la h isto ria o la psicología. Sólo pu ede hacerse existencialm ente y a la luz de la P alabra de D ios que in terpela al hom b re en tero . Según responda negativa o po sitiva­ m ente a ella, es pecador o justo. 7. P o r ser el am or la norm a universal de toda conducta, p o r eso es necesariamente universal el pecado. N o hay pecado privado. N o es posible la distinción e n tre el pecado original y los otros pecados. «Todo pecado es pecado original» [ 2 8 4 ]. «La in terp retación existencial del pecado no nece­ sita d istingu ir e n tre pecado original y pecado (p ersonal) como si se tratase de dos realidades d itsin tas. Pecado original p rete n d e afirmar, ún icam ente, la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz