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E L PECADO OR IG INAL. 91 po r el hecho de que la teología católica habla de «pecado prepersonal» (el original) y de carencia inculpable de la gracia santificante. Baumann se p re ­ gun ta si esto no pod ría in te rp re tarse como ap e rtu ra a la recepción de la fórm ula p ro testan te : el pecado ha de ser explicado desde su dimensión pro­ funda como la existencia situada en radical rebeldía contra Dios. P o r su p ar­ te, Baumann acepta plenam en te el concepto de pecado p ropuesto por la teo ­ logía p ro te sta n te actual y de él se sirve p ara explicar el pecado o rig in a l6. La indicada explicación tiene sus limitaciones que Baumann quiere dejar bien claras. Es difícil explicar qué es el pecado. De todas formas el único camino sería el del método existencial que ha seguido Baumann. Y aunque no pueda explicarse positivamente, tal vez pueda decirse algo de lo que no es el pecado. Hay que evitar, prosigue Baumann, una visión moralista - actualista del pe­ cado, como si éste, en su realización concreta, individualizada, aconteciese en un acto y momento puntual. Tal modo de ver corre peligro de atentar contra la realidad de la persona, pues destroza y atomiza su continuidad y unidad. Más bien, hay que insistir en que el pecado se consuma y es tal en la medida en que es expresión de una actitud radical en que se revela la totalidad y última hon­ dura del ser humano, según se desprende del análisis ya antes realizado [268-72], Pero, también hay que precaverse contra el peligro de una consideración abu­ sivamente subjetivista y teocentrista del pecado y contra la fuga hacia lo trans­ empírico. El pecado no se consuma en la pura interioridad subjetiva, en la mera relación directa del hombre con Dios. Siguiendo la ley de la encarnación es necesario amar a Dios en el hermano. Más aun, en última instancia la relación vertical hacia Dios no sería lo decisivo, sino la dirección horizontal hacia el her­ mano. La actitud radical de enfrentamiento y repulsa de Dios — en que consiste el pecado— hay que explicarla desde la radical repulsa y enfrentamiento en rela­ ción al hermano. Nadie ama a Dios si no ama a su hermano. Por tanto, nadie estará en actitud de radical rebelión contra Dios, sino es porque se encuentra en radical enfrentamiento egoísta con su hermano r273-6]. O bv iam en te, Baumann no piensa h ab er resuelto todos los problem as su r­ gidos en to rn o al tema del pecado original. P ero ha logrado ya resultados seguros p ara él: elim inar el modelo empírico en la explicación del origen del pecado (-del pecado original) con todo lo que esto lleva consigo. Así se llega a la conclusión de que únicam ente es viable una explicación personal- existencial del hecho del pecado. Y , po r ta n to , no está justificada la d istin ­ ción e n tre el pecado personal y el pecado original. Igu alm en te, resulta inad­ m isible hab lar de un estado prepersonal de pecado, o de pecado en sentido análogo. T odo pecado es rigurosam ente personal o no es en absoluto pecado. 6 . Indispensable recordar aquí la teología moderna de los teólogos protestantes contemporáneos referente al pecado original. La hemos expuesto en Sec. I I /X I I I . Ahora vuelve Baumann y ratifica su modo de explicar — en línea de los evangélicos — la tota­ lidad, radicalidad y universalidad del pecado [254-67], Por esto motivo somos ahora muy breves.

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