PS_NyG_1978v025n001p0003_0106

E L PECADO ORIGINAL. 89 A .— Crítica del principio empírico. E l prim er paso hacia la posible solu­ ción del problem a del pecado original lo da Baumann rechazando las explica­ ciones que buscan su origen en u n principio empírico-, a) en la form a tra ­ dicional, que propon e a A dán como orig inante del pecado y b ) en las fo r­ mas m odernas que buscan su explicación causal en clave evolutiva o socio­ lógica. F re n te a ellos se eleva el in te n to de Baumann que busca el origen del pecado en la dimensión profunda de la persona : no hay distinción en tre pecado original y personal. E l pecado original es la dimensión p rofunda de todo pecado (-U rsünde ais T iefdim ension d er m enschlichen Sünde). E xplíci­ tam ente Baumann se confiesa d eudo r y seguidor, en este aspecto, de la teo­ logía p ro te sta n te contem poránea. La despedida de Adán se impone en la actual teología católica. Ya no es sos- tenible la historicidad de la «historia originaria» (-Urgeschichte), ni la historicidad de estado original de santidad y justicia atribuido a Adán, ni el pecado origi­ nante cualificado; ni hay base en la Escritura ni en un correcto razonamiento teológico para seguir hablando de un pecado que se propague por generación. Es decir, toda la llamada «teología de Adán» debe darse por irremisiblemente perdida, según opinión de Baumann. Es este un aspecto del problema que ya no necesitamos comentar más detenidamente [236-44]. Tampoco son viables el modelo evolutivo ni el modelo sociológico últimamente ofrecidos por varios teólogos católicos. La explicación evolucionista es la propuesta, con sus matices, por Hulsbosch, Schmitz-Moormann y otros «teilhardianos». Frente a ella advierte Baumann: «el hombre visto a la luz de la fe, de la teología, no puede ser concebido evolucio- nística o históricamente; en todo tiempo es fundamentalmente el mismo ante Dios; su relación radical respecto a El no se muda... La decisión responsable contra Dios — en la cual consiste el pecado— no depende de cualquier situación evolutiva del hombre» [245]. El modelo sociológico viene propuesto por todos aquellos — ya conocidos— que hablan del «pecado del mundo» como sustitutivo del pecado originante y del mismo pecado original. No se puede negar que todo pecado humano se comete en cierta corresponsabilidad con los demás, que tiene una innegable dimensión social, comunitaria. Por tanto, hay que mantener la solidaridad de la comunidad humana en el pecado, la influencia del ambiente pecaminoso, del mal ejemplo, en las decisiones personales. Sin embargo, hay que mantener con Pablo que la razón única de la universalidad del pecado es el «hémarton», el que lodos pecaron ( = pantes hémarton). El pecado es personal decisión responsable o de lo contrario no existe. Para el pecado no hay más explicación que la responsa­ bilidad personal. El hombre peca porque quiere, nada más se puede decir. Ya que «no hay ningún motivo para la desconfianza y oposición a Dios. Son actos sin sentido» [248], siones de Fe católica (Trento) y luteranas, Baumann ofrece su personal exposición no como una «solución», sino en plan de ensayo, para suscitar la discusión y contribuir a la solución nada fácil del problema [235-86]. Así han de leerse sus «afirmaciones».

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz