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E L PECADO OR IG INAL. 83 P o r consiguiente, todo se ha de resolver en to rn o a la respuesta qu e se dé a esta p reg u n ta : realm en te, para que alguien pueda ser beneficiario de la acción salvadora de Cristo ¿es necesario que esté previamente en pecado, original o personal? En o tras palabras, si afirmamos que alguien no es peca dor ¿le excluimos, automáticamente, del influjo salvífico de Cristo? [ 7 - 2 2 ], N o so tro s sintetizábam os la argum entación tradicion al en este «sorites» o proposiciones encadenadas cuyo valor es necesario som eter a crítica un a p o r un a y en su relación con las demás: 1 ) C risto es el único red e n to r u n i versal de todos los hom bres, luego 2 ) todos, sin posible excepción, necesi tan de la redención y gracia de C risto ; pero, 3) ¿de qué necesita ser sal vado el hom b re, sino del pecado? (A gustín y trad ición ); luego 4 ) to d o hom bre, sin excepción posible, es pecado r (to d o el N .T ., condensado en Km 1-3 y 5, 12-21). M as, según lo dicho, 5 ) es obvio que C risto ha de ser red e n to r tam bién de los niños; luego, 6 ) los niños tienen que ten er algún pecado; 7) y ¿qué o tro pecado, sino el orig in al?, re p ite A gu stín. P o r ta n to , la universalidad de la redención y necesidad universal d e la gracia exigen que to d o hom bre llegue a la existencia en pecado, qu e sea pecador desde el p rim er in stan te d e su ser [3 6 s .]. Pero nos preguntamos: ¿es válido este proceso argumentativo? Todo de pende del modo cóm o se entienda el concepto de « redención» y la correspon diente «necesidad de la gracia »: a) Los que pien san, con Agustín y la m ayor p a rte de la teología occi d en tal, que la razón p rim aria de la encarnación y el sentido radical de la acción salvadora de C risto es el de redim ir, liberar del pecado, restaurar u n p rim itivo o rden originario p erd ido p o r el pecado; los que contem p lan a la hum an idad, en p rim er térm ino , como una masa de pecado, masa de perdición (-massa peccati-massa dam nata), p o r efecto del pecado de Adán, no p o d rán m enos de afirmar que, p ara ser beneficiario de la acción salvadora d e C risto y de su gracia, es indispensable ser antes pecador. Si a alguien lo imaginamos no-contagiado con el pecado (al menos original) lo excluimos au tom ática m ente de la zona d e influencia de la redención de C risto. Así se objetaba cuan do a M aría se la quiso excluir del pecado. b) P ero , existe una fu erte co rrien te do ctrinal, d e n tro de la teología ca tólica, qu e no acepta este m odo de explicar el sen tido radical, p rim ario , de la encarnación y acción red en to ra de C risto . D en tro d e esta co rrien te se en cu en tran los padres orientales. En occidente esta dirección es am plia m ente seguida p o r los m an tenedo res de la llam ada « teoría escotista» sobre el primado absoluto de Cristo. A consecuencia de este C ristocen trism o p rim o r dial, se afirma qu e la razón de ser, el sen tido primero -radical d e la encarna ción y de la acción red e n to ra d e C risto, es del to d o caritológico: latréu tico y glorificador con relación a D ios, elevan te y deificador con relación al hom bre. La dim ensión o referencia ham artiológica de encarnación-redención es indis
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