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7G ALEJANDRO DE VILLALM ON TE la Inm a c u la d a 6. N inguno in te n ta oscurecer en nada el privilegio de M aría, pero la lógica de su teoría h aría inevitable, a juicio de O ’Connor, el que al dogma m ariano se le prive d e su sentido ortodoxo. Así, en la teoría de Trooster es imposible que haya pecado antes de que pueda haber un acto personal. P o r ta n to , M aría no p o d ría decirse inmune de pecado desde el m om ento de su concepción. N o significaría nada espe­ cífico tal afirmación ya que a todos les ocu rriría lo mismo. E. O ’Connor califica la teoría de Schoonenberg como « inconsistente, m i­ tológica, incom patible con la fe». La com plejidad y vaguedad de sus ideas, el cambio de sen tido de las palabras de un co n tex to a o tro , la erudición antropológica, psicológica, exegética e histórica en que la p ropone, hacen larga cualquier refutación de la m isma [1 2 0 s .]. P ero «hay un medio más expedito para m ed ir la o rtodoxia de la teo ría de Schoonenberg, com pararla con el dogma de la Inm aculada. P ienso que son incom patibles; no porque Schoonenberg niegue el dogma (el privilegio m ariano), sino porque lo ex­ tiende demasiado. A ntes de C risto muchos pud ieron ten er este «privilegio». M aría estaría incluso en situación de in ferio rid ad , pues ella necesitó de redención y aquellos pre-cristianos no» [ 1 2 2 ], P o r o tra p arte, si el pecado original consiste en el mal ejemplo no se ve cómo pueda éste afectar a n adie en el m om ento de su concepción [ 1 2 2 ], En suma, «Schoonenberg elim ina la Concepción Inm aculada en el sen tido en que lo en tiend e la Iglesia, como preservación de un pecado que afecta a todos los demás desde el nacim iento» [ 1 2 3 ]. G. Gutwenger reduce el pecado original a la incom pletez hum ana, a la desproporción en tre el n atu ra l y el sob renatu ral, al hecho de que la persona no ha op tado todavía po r C risto. E n este caso M aría no podría ser preservada de tal pecado, a menos que se diga que tu v o conocim iento de D ios al ser concebida [ 1 2 9 ]. Sobre Vanneste hablarem os luego. Todos ellos detorsionan el sentido auténtico del dogma de la Inmaculada. «E l dog­ ma de la Inm aculada no es, p rim ariam en te, un dogma sobre la gracia de M aría; es un dogma sobre su preservación del pecado» [ 1 2 7 9 ]. A unque ambos aspectos sean inseparables. P ero , «la cuestión de la gracia surgió p o rqu e en la p resen te econom ía la presencia d e la m isma es indispensable como consecuencia de la ausencia de pecado, y po rque así encuadraba el p ri­ vilegio de M aría en la perspectiva de la redención. P ero la afirmación p rin ­ cipal y sustancial del dogma es que M aría fue preservada del pecado original que infecciona a los demás hom bres» [1 2 9 -3 0 ]. 6 . Modern theories of original sin, and the dogma of the Inmaculate Conception, 112-36.

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