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E L PECADO ORIGINAL. 73 E l prob lem a estudiado es éste: ¿necesita la teología hablar de un «pri­ mer hom bre»? D esde luego la ciencia ya superó el p roblem a, pero podría seguir teniendo in terés para la teología [ 1 8 8 ]. En el A .T . no puede hablarse de un primer hombre individualizado, como personaje histórico. E l relato de la creación en Gen 1, 26 s. y el de la segun­ da creación y expulsión del paraíso se refieren al hom b re en general. A dán es p ro to tip o de la hum anidad, p ersonalidad corporativa. No se trata de un suceso concreto real, sino de lo que le acontece al hom bre en sí y siempre. N o se tra ta de la fu en te, ni de la causa del pecado, sino de su inicio en el p rim er pecador que es la norm a de todo pecado [1 8 8 s.]. En el N.T. se individualiza la figura de Adán en Rm 5, 12-21. «E n Rm 5, 12-21 se da doble explicación de la m uerte: por el pecado de A dán y po r el pecado de cada uno, e. d., qu e es provocada por el d estino que pesa sobre el hom bre y po r la responsabilidad personal. P o r ta n to , se ve que no hay interés peculiar en explicar la causa de la m u erte» [ 1 8 9 ]. En el v. 19 se subraya denuevo la relación en tre pecado deAdán y pecado p e r­ sonal.Tam bién aquí aparece el pecado como una potencia que, po r el pecado de A dán, e n tra en el m undo y pesa como u n sino sobre el hom bre, im pul­ sándole al pecado concreto. E n 1 Cor 15, 45-9 aparece C risto restaurando la imagen de D ios perdida p o r el hom bre p rim ero . E n resum en podría decirse: «A dán tiene para P ablo la función exclusiva de ilu stra r la acción salvadora de C risto y tam bién el detalle de subrayar la relación uno -todos, en cuanto que el pecado de uno tiene consecuencias p ara todos. P ero no hay cuestión de la histo ricidad de Adán, lo cual tam poco p ara P ab lo fue, p ro ­ piam ente, ningún problem a» [ 1 9 0 ], Adán juega un importante papel en la historia de la salvación según la inter­ preta Ireneo y luego con mucha mayor intensidad en Agustín , como base de su teoría del pecado original. Pierde algo de importancia en Santo Tomás y vuelve a acentuarse en Calvino. En Schleiermacber «la persona del primer hombre no ocupa puesto especial, ni tampoco la cesura causada en la historia humana por su pecado... El pecado es explicado sin contar con Adán, desde la pecaminosidad humana. Esta pecaminosidad podría describirse como una especie de mancha he­ reditaria... Tiene importancia Schleiermacber en cuanto que busca explicar teo­ lógicamente el pecado y la muerte sin contar para ello con la persona de un primer hombre» [192]. En la actual teología la situación de Adán es la siguiente: las conocidas discusiones en tre científicos y teólogos, desde mediados del siglo x ix en bet chrislelijk geloof. Sólo hemos utilizado el «Zusammenfassung = resumen» en alemán, 188-97. Por lo demás, tampoco podemos detenernos en el examen más pormenorizado de esta documentada investigación.

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