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E L PECADO ORIGINAL. 60 Por nuestra parte añadiríamos esta reflexión : los textos litúrgicos apa­ recen, en todo caso, muy im pregnados de la creencia en el pecado original con todas sus concom itancias. Los últim o s avances de la teología en este terreno im ponen el abandono — ya sin rem edio— de la teología de Adán (el pecado originante con sus presupuesto s y consiguientes afirmaciones). E l pecado original en su estricta realidad form al (pecado original originado ) ya no podrá ser m an ten ido en su expresión tradicion al, al menos. E n tonces se p lantea un problem a p astoral y catequético no despreciable: ¿cómo pres­ cindir de la teología de Adán y del pecado original ante unos creyentes que, en las celebraciones litúrgicas siguen oyendo hab lar de aquellas realidades que, ahora, según parece, se hab ría descubierto que son inexistentes? Ya aquí tocamos un tema que nos ocupará al final de nu estra investigación: ¿Será posible que lleguemos a elaborar una teología cristiana (-en el fondo, un cristianismo) que no cuente ya con la figura del pecado original? E n otras palabras, ¿es posible pensar en un sistema teológico íntegramente cristiano, pero que esté limpio de toda mancha de pecado original? Magna tarea, pen­ samos, para la reflexión teológica de los años inm ediatos. IV E L PECADO O R IG IN A L EN LA «AN A LO G ÍA D E LA F E » Los teólogos que querían sustituir la figura del «pecado original» por la del «pecado del mundo», se quejaban del aislamiento, de la forma « errática » en que la antigua doctrina era presentada. Tenían razón sólo en un punto muy concreto: en cuanto la antigua teología hablaba de Adán como del originante exclusivo del empecatamiento original de la humanidad. En lo demás su apreciación era del todo equivocada. Los teólogos antiguos no faltaban porque presentasen al pecado original como verdad errática y aislada. Pecaban en dirección contraria: presen­ taban al pecado original marcando con su impacto y «contagiando» inevitablemen­ te otras muchas verdades importantes de la fe, referentes a la teología, cristología, soteriología, mariología, caritología ( antropología ), eclesiología, a la moral y espi­ ritualidad. Más aun, el proceso entero de la historia humana no era nunca estu­ diado sino en la perspectiva de una historia radicalmente determinada por el pecado original. En páginas anteriores hemos hablado ya del pecado original dentro del con texto general de otras verdades de la f e 1. A hora com pletamos este im ­ p o rtan te aspecto del problem a to tal. D e cara a las fu tu ra s discusiones sobre 1. Puede verse la Sec. I/IX.

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