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68 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE original como tal) la L iturgia lo describe como «vetustas» y «vetus» ( = vejez, viejo) [ 3 6 0 ]. b ) Con ello estam os abocados al gran tem a de la regeneración-renovación obrad a po r C risto, como contraposición a la obra de Adán. E l efecto de esta acción de C risto viene expresada bajo dos fórm ulas com plem entarias: aa) La idea de la restauración. C risto viene a restau rar, rep arar, in stau ­ rar la ob ra catastrófica de A dán. « Id ea muy cen tral en la L itu rgia, que con­ tem pla toda la obra de C risto como una an títesis de la fatal caída de Adán. C risto y los cristianos siguen la m isma ru ta que A dán, pero en dirección co n traria y así llegan a resta u rar lo p erdido en Adán» [ 3 7 5 ]. E s la ley de la recirculación en la historia de salvación, que Ire n eo y la trad ición po ste­ rio r utilizan con frecuencia. bb ) Recapitulación a más ello nivel. P ero el m ismo Ire n eo , o tro s P adres y la L iturgia conocen la idea de la recapitulación =anakefalaiosis: la p erd id a d ignidad antigua es reparad a, pero en form a más perfecta y en más cum plida realización que la p rim era vez. R ecuérdese el conocido tex to litúrg ico «Deus qui hum anam substantiam m irab iliter condidisti et m irabilius reform asti» , del o ferto rio de la M isa rom ana. P o r eso, p ara la L iturgia el pecado original no es solam ente el m isterio de la solidaridad hum ana en A dán, es — sobre todo— el m isterio d e la soli­ darid ad en la obra salvadora de C risto. La perspectiva soteriológica prim a so­ b re tod a consideración referen te al pecado original [ 3 9 0 ]. Esta perspectiva soteriológico-cristológica tiene una expresión solemne y poética en el Exultet, el pregón d e Pascua, especialm ente en aquellos versos: «O certe necessarium Adae peccatum / quod Christi morte deletum es t : O felix culpa, quae talem ac tantum / meruit habere Redemptorem »l P o r su­ pu esto , hay qu e en tend er estas palab ras en su p rop io «estilo literario » , d en ­ tro de su juego lingüístico (canto lírico, poético). E n to d o caso, el Exultet expresa la form a cómo la L itu rgia, en su con­ ju n to , contem pla el hecho la realidad del pecado original. «E s la perspectiva teológica en que se contempla el pecado original en la historia de la salvación: a la luz de la recapitulación deificante de Cristo. Desde esta perspectiva litúr­ gica le es posible al cristiano integrar el misterio del pecado original en su vida religiosa. Puede, incluso, proporcionar una dirección para la moderna teología del pecado original» (subrayam os) [ 3 9 4 ]. Esta última observación de G. M. Lukken es muy apreciable. La afirma­ ción y vivencia d el pecado original (con toda la prob lem ática en to rn o ) está muy p resen te en la L iturgia, con riqueza de motivos y expresiones. P ero , el pecado original no es un a m agn itud aislada, qu e tenga im po rtancia po r sí m isma. Su significado se p od ría co rrectam ente cifrar en las m encionadas p a­ labras del Exultet: es el fondo oscuro y m u erto sobre el que se proyecta la luz y la vida de la Salvación d e C risto. Sólo así tiene sentido cristiano.

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