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52 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE Por nuestra parte tenemos la convicción de que — en este punto concre­ to, en la teología del pecado original — los venerables maestros de la gran escolástica ya no podrán servirnos de ayuda o impulso para reestructurarla. Nuestro contacto con ellos va en otro sentido: superada por nosotros la teoría del pecado original deberíamos emprender la tarea de releer la teología esco­ lástica sin contar con la «hipótesis» del pecado original. Merece la pena que la volvamos a estudiar preocupados por responder a esta pregunta: ¿qué consecuencias se seguirían para el sistema teológico de Santo Tomás, San Bue­ naventura, Duns Escoto, si eliminamos de él la hipótesis del pecado original? En otras palabras, que la tarea de desmitologizar el tema del pecado original no ha de ceñirse a los textos bíblicos y del Magisterio. Ha de extenderse a los textos de los grandes teólogos de siglos pasados 14. B.— El estudio de la teología pretridentina sobre el pecado original ade­ más del interés histórico para investigadores, merece estudiarse todavía hoy para entender mejor los textos definitorios del concilio de Trento. Ellos son hoy el gran baluarte de esta doctrina. El ambiente «pretridentino» lo forman las nuevas ¡deas de los reformadores, la polémica de los católicos contra ellos mantenida y el humanismo renacentista. Respecto a la enseñanza de los protestantes nada añadiremos a lo dicho an­ tes I5. Sobre los polemistas católicos pre-tridentinos nos habla ]. Gross en el vol. IV de su mencionada historia. Su tarea se centró en demostrar que la ense­ ñanza de los protestantes era contraria a la Biblia. No hubo progreso en otros aspectos de la controversia 16. E l humanismo renacentista está representado por Erasmo de Rotterdam. Su enseñanza sobre el pecado original mereció un oportuno estudio monográfico de D. Calcagno 17. Podrían subrayarse en él estos aspectos: 14. En un estudio nuestro (año 1975) hicimos un ensayo de desmitologización de la teología bonaventuriana: qué consecuencias podría traer para la teología bonaven- turiana la eliminación de la figura de Adán y, con ella, del pecado original. Nuestra conclusión era que, eliminado el teologúmeno de Adán y del «pecado original», aspectos fundamentales de la teología bonaventuriana podrán ser contemplados a más clara luz y perspectiva. Por ej., su visión unitaria de la historia de la salvación, su sacramenta- iismo universal, su antropología teológica y, sobre todo, su grandioso cristocentrismo teológico. Cristo, su persona y acción quedaron ensombrecidas en la medida en que se habló más de lo debido sobre el primer Adán. Ver A. de V illa lm on te, La teología de Adán en S. Buenaventura, 253-301. 15. Ver esta Sec. II/ X III. También U. Baumann hace un estudio de las «Profe­ siones de Fe» luteranas, en orden a esclarecer el ambiente en que se produjeron los decretos tridentinos: Erbsünde?, 44-59. 16. Geschicbte des Erbsündendogmas, IV , 84-104. A. Catarino escribió varios tra­ tados sobre el tema del pecado original, incluso después del concilio. Adquirió celebridad hasta nuestros días su teoría del pacto. 17. 11 peccato origínale in Erasmo da Rotterdam. Es el extracto de una tesis amplia, cuyo índice va al final. Resumimos la exposición del autor. Las conclusiones generales están en 65 ss.

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