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5 0 ALEJANDRO DE V ILLALM ONTE original se va considerando como una figura teológica que, en su formula ción específica, está llamada a extinguirse. En tal caso, el recurso a la teo logía de otros tiempos ya no puede ayudar a reavivar un tema muerto. Que da reducido a un estudio de interés puramente histórico. A.— Sobre la época medieval (siglos xn-xvi ) tenemos el vol. I I I de la gran obra de J. Gross sobre la historia del pecado original9. No nos dete nemos mucho en hablar de una época cuyas enseñanzas interesan ya poco en estos años. Ni pueden servir de estímulo para futuras soluciones. La teología del pecado original sufre hondas trasformaciones durante estos siglos. Aspectos importantes de la exposición agustiniana son abandonados, al menos por la mayoría de los teólogos. Anselmo introduce un nuevo concepto de pecado original, al identilica: éste con la «carencia de la debida justicia original»-, si bien en otros aspectos sigue fiel a Agustín. Abelardo no quiso negar el pecado original, pero rehúsa darle el nombre y contenido de auténtico «pecado». Con P. Lombardo se reaviva la tendencia agustiniana. En tiempo de la gran escolás tica, descubre Gross dos grandes direcciones: 1) la platónica agustiniana, y 2) la aristotélica, según la filosofía utilizada como base de la explicación. Santo To más atenúa la enseñanza angustiniana en varios aspectos: el pecado original con siste en la carencia indebida de la justicia original ( Anselmo) con lo cual la concupiscencia ya no ocupa el primer plano. Sin embargo, la generación sigue considerada como verdadera causa dispositiva instrumental de la propagación. También mitiga el Angélico las consecuencias del original, tanto para esta vida como para la otra. Duns Escoto sigue más decidido y consecuente la dirección anselmiana. Quita más importancia aun a laconcupiscencia; la generación es reducida a mera condición de la trasmisión; la naturaleza sólo accidental y exteriormente es afectada por el pecado de Adán (naturalia manent integra). Con motivo de la naciente teología de la Inmaculada, Escoto purificó el concepto de pecado original y subrayó la importancia primera del concepto de redención como elevación-santificación, que es su sentido primero,0. En este mismo volumen estudia Gross la enseñanza de los teólogos bizan tinos al respecto, desde el siglo xn al xv. La doctrina del pecado original 9. Gescbicbte des Erbsiindedogmas. I II : Entwicklungsgescbicbte... 12-15. Jabrbun- dert. Los escritores del siglo xn son tratados en las pp. 11-169, con resumen final. Sobre este siglo se habló ya anteriormente en Sec. I/ V III. 10 . Sobre los autores del siglo xm ver resumen en 264-7; 424 ss. Algunos aspectos de la enseñanza de Sto. Tomás y Duns Escoto fueron tocados en la Sec. I/V III. Específicamente a partir de Duns Escoto —comienzos del siglo xiv— hubiera sido de interés hablar de las discusiones sobre la concepción inmaculada de María. Ellas die ron oportunidad de matizar muchas afirmaciones referentes al «dogma» del pecado ori ginal. Particularmente se fue abriendo paso un concepto nuevo de redención más cen trado en Cristo y en la gracia que en el pecado y su perdón. Al mismo tiempo los inma- culistas tenían una visión de la historia de salvación intensamente cristocéntrica. Ambas ideas son todavía hoy muy apreciables. Sus propugnadores de entonces no llegaron a desarrollarlas en todo el merecido alcance.
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