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6 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE prosigue su comentario bajo el título «La dialéctica destino - libertad y la dis cusión sobre el pecado original». Como síntesis de sus estudios propone «una serie de conclusiones que reflejen el actual estado de la cuestión» 2. Asumamos el riesgo de sintetizar esta síntesis. 1 . La problemática del pecado original «ha experimentado un llamativo desplazamiento... del problema de los orígenes..., desde la periferia se ha pasado al centro de la historia», al ahora de la perspectiva bíblica. En conse cuencia, se pueden enunciar, como tesis comúnmente admitidas, las si guientes»: a) «Adiós definitivo al Adán del paraíso, en tanto que primer hombre singu lar», con poder exclusivo de determinar el futuro de la humanidad. b) Carácter ahistórico del paraíso mismo, como topos privilegiado y excep cional de una humanidad «sobrehumana». c) Igualmente utópicos se revelan los «dona praeternaturalia»; allí donde se acepte una interpretación personal-existencial. d) La «santidad y justicia» originales nunca fueron históricamente realizadas en los comienzos, bastaría una posesión virtual, en esperanza. e) «El monogenismo biológico no es preciso como razón de la solidaridad humana»; el nexo habría que buscarlo en la comunidad de destino [385]. g) Cuando se habla de «Adán» como originante de la situación perdida de la raza humana, «Adán» puede ser cifra de un individuo, de una colectividad; un pecador individual o colectivo [385]. g) Los problemas fronterizos con la ciencia, quedan superados, desprestigiados los intentos de «concordismo» entre !a ciencia y la Biblia [385]. 2. El autor considera como elemento «irrenunciable»: la existencia his tórica de un pecado originante y su influjo causal en la situación universal de culpa. Irrenunciabilidad «dogmáticamente prescrita» por Trento, apoya do en la Escritura y «teológicamente impuesta» por razonamiento teológi co [358], Porque, — de otro modo no se explica la universalidad del pecado originado. Con lo cual la universal redención de Cristo se pone a riesgo. — no se explicaría por qué entre la doble opción inicial, la historia humana de perdición prevalece de antemano sobre la historia de salvación. Parece no se puede prescindir de un «orden primordial»: Adán, su justicia y su pecado, al modo dicho [359]. 3. Por su resabio gnóstico debe evitarse hablar de «pecado hereditario» (=Erbsünde) y de «pecado de la naturaleza» (=peccatum naturae). Sólo en el orden de la persona puede hablarse de pecado. 2. J. L. Ruiz de la Peña, La dialéctica destino-libertad y la discusión sobre el pecado original, 325-63. Reflexiones finales, 357-63.
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