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E L PECADO OR IG INAL. 37 para decir que el pecado es «diabólico». Hace mucho tiempo que se ha recono­ cido «que aquí el Pecado personificado se describe incluso como un demonio. El Pecado tiese características demoníacas» [70], 4. El Pecado y el primer pecador. Ya sabemos que son realidades dis­ tintas. Pero es inevitable preguntarse por su relación: «cómo Adán estuvo al alcance del Pecado, cómo cedió ante él y de esa manera abrió a el Pecado la entrada en el mundo» [72]. El proceso de esta entrada tal como lo des­ cribe Pablo en Rm 7 recuerda, sin duda, a Gén 3. Unicamente que «el Pecado» remplaza a la «serpiente» en la obra seductora. Con ello Miguéns se pregunta por la situación de Adán antes de dar entrada al Pecado. ¿Go­ zaba de un estado privilegiado? Pablo y toda la Escritura no darían res­ puesta a la pregunta. «En ningún sitio dice ni insinúa (Pablo) que la situa­ ción precedente del primer pecador era privilegiada» Más bien diría lo contrario26. 5. «Todos pecaron». Llegamos al momento álgido sobre la presencia o no de la doctrina del «pecado original» en Rm 5, 12-21. Recuerda Miguéns que según Pablo por el Pecado entró la muerte, la cual se extendió a todos, ef'ó pantes hémarton — porque todos pecaron. Insistiendo en que el aoristo « hémarton » se refiere a algo no presente sino pasado, Miguéns llega a la con­ clusión de que lo aquí expuesto sería «que todos pecaron» ya (de alguna manera) cuando el Pecado y la muerte entraron en el mundo «a través de un solo hombre» [ 86 ], Todos pecaron ya entonces [86 s.]. No hay que pensar en los pecados que al presente se siguen cometiendo en el mundo. «Pero no es fácil ver cómo todos pecaron en aquella ocasión. Este es el verdadero problema de este pasaje paulino» [87]. La clave para la interpretación la encuentra Miguéns en el «todos resultaron pecadores», del v. 19. Es claro que aquí el «pecaron» del v. 12 y «pecadores» del v. 19 tienen un sentido peculiar. Tendrían el sentido jurídico de ser tenido o declarado pecador. Si bien más allá de lo jurídico Pablo pensaba que «ser constituido pecador», es «ser hecho pecador». Es conocida en A.T. la idea de que por uno muchos son tratados como pecadores, en cuanto son envueltos en en la sentencia condenatoria. «En este orden de ideas debemos encuadrar el 'pecar’ de todos, allá, cuando, a través del Pecado, la muerte entró en el mundo. Por el primer pecado Dios reacciona con su «ira», con su sentencia y condena­ ción que se extiende a todos los hombres (5, 18). Dios no está ya más con la humanidad» [97], Deja al hombre entregado a sus solas fuerzas, que lo llevan a una situación cada vez más pecadora, a un empccatamiento cada vez más denso. Dios, por razón de aquella acción primera, se indispuso con la huma­ nidad, pronunció contra todos una sentencia condenatoria y de esta manera todos

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