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30 ALEJANDRO DE V ILLALM ONTE explica». Deja entender que el pecado procede del hombre, porque Dios hizo buenas todas las cosas. Nada nos dice sobre el pecado primero de la humanidad y no porque el autor no haya reflexionado sobre ello, sino por­ que no conoce ninguna solución convincente fuera de la inclinación al mal que nace del hombre [61]. 2. El pecado original en la literatura intertestamentaria Es muy probable la afirmación de C. Westermann, hace un poco citada, de que la idea paulina del «pecado original» en Rm 5, 12-21 dependa más del judaismo anterior y contemporáneo que del A.T. y, sobre todo, que estaría poco apoyada en el acontecimiento de Cristo. De ahí la importancia que en estos años se ha dado al estudio del tema del pecado original en el judaismo intertestamentaro, como fuente más inmediata del pensamiento paulino. Ya lo vimos en la Secc. II/XV . Ahora tenemos nuevos estudios que presentar. H. Wahle publicó en 1971 un estudio muy documentado, ordenado y claro sobre el tema. Meritorio por este motivo, si se tiene en cuenta la difi­ cultad de manejar la abigarrada literatura — tanto primaria como secunda­ ria— que existe sobre el tema21. Distribuido el material en rúbricas y conceptos conocidos resulta muy accesible la exposición de Wahle. He aquí un resumen de la misma: 1 ) El «estado primitivo» (- Urzustand ) de Adán [117-29]. Para la lite­ ratura intertestamentaria Adán aparece, en primer término, como el rey pri­ mitivo, semejante a los ángeles, justo, lleno de la gloria de Dios, imagen perfecta de su creador. Otros escritos lo presentan como simple hombre, inclinado al pecado, sujeto a la muerte. 2) El pecado originario (-Ursünde) [129-36]. El etiópico libro de He- nocl) atribuye el origen del mal a los ángeles, en relación con Gén 6, dando acogida a un viejo motivo mítico. Los espíritus influyeron en el pecado del hombre mediante la serpiente y la seducción que ella ejerció sobre Eva. En otros documentos no hay conexión del pecado humano con el angélico. El hombre peca por su propia voluntad. Conocido es también el hecho de que varios escritos atribuyen el origen del pecado en el mundo a Eva, seducida — incluso a nivel sexual— por la serpiente [133 s.]. Finalmente, los escri­ tores que consideraban a Adán como simple hombre, siguiendo a Gén 2-3 no tienen inconveniente en atribuirle el pecado originario. Si bien él no fue seducido por nadie (Eva-serpiente-diablo), sino que pecó a impulso de su mal corazón. 21. Die Erbsündenlehre und die zwischentestamentliche Literatur, en F. D e x in g e r

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