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28 ALEJANDRO DE V ILLALM ON TE A. Vanneste se interesa, como es obvio, sólo por el contenido doctrinal del Gén 2-3. Según la lectura que él ha realizado encuentra: — la doctrina clásica sobre Adán en estado de gracia no sería, sin más, errónea, mientras se admita que «la función de Adán consiste en ser sím­ bolo del hombre a quien Dios ofrece su gracia. El hombre la pierde por su culpa y cae en toda clase de desgracias» [15] — más fluctuantes quedan otras cuestiones adjuntas: relación entre pe­ cado y sufrimiento; si lo del paraíso puede llamarse estrictamente «pecado»; lo referente al tema de la inmortalidad — «la importancia de Gén 2-3 reside, pensamos, en que la enseñanza veterotestamentaria clásica sobre el pecado y castigo, recibe aquí una fuerte dimensión universal»... No es pecador éste o el otro, lo son «todos los hom­ bres, a partir del primer día de la historia, pues todos son hijos de Adán» [19] — «la idea de Gén 2-3 es, al mismo tiempo, muy simple y muy rica. Se podría decir que contiene toda la enseñanza cristiana sobre el pecado original» [ 20 ], en cuanto habla de la condición pecadora universal y de la necesidad de salvación. Idea que, en el fondo, está en cada página de la Biblia. El relato yahvista nada realmente nuevo habría añadido ,8. La opinión de U. Baumann sobre el tema 19 está más documentada y pró­ xima a los resultados de la exégesis última, especialmente de la de H. Haag y C. Westermann. — El hombre, ya antes de la transgresión, es presentado como hechura de Dios, ser terreno, encargado de cultivar el jardín, peregrino en la tierra. Ideas que después de la trasgresión no hacen más que volverse a incul­ car [207]. — El hombre quiere saberlo todo: el bien y el mal, ser como un dios, decidir de su propio destino. Pero su desmesura (-hybris) lo lleva al fracaso. Por su culpa desmejora, en todo: en relación a Dios, al prójimo (-mujer), al mundo en torno. No hay en el relato yahvista de Gén 1-11 una progresiva historia malorum, sino una presentación de lo que ahora se realiza constan­ temente [208]. bre bajo el signo del pecado, 44-56: Superada la historicidad ingenua de Adán, habría cjue pensar en el relato de Gén 2-3 como una narración etiológica sobre los orígenes del mal. Adán podría ser el hombre en general o bien la «personalidad corporativa» de que ahora se habla. Los males que sufre la humanidad son efecto del pecado. Resu­ men en 81 ss. 18. A. V a n n este, Le dogme du péché originel, 9-21. Las discusiones con la ciencia paleontológica, con la psicología e incluso el tema de la relación entre pecado-castigo, quedan superados o son de interés secundario. Vanneste no ve en Gén 2-3 más que la universalidad del pecado-necesidad de redención, que es en lo que consiste el «pecado original», según la propia teoría que luego estudiaremos. 19. Erbsünde?, 197-212. Siguiendo la exégesis de H. Haag no encuentra en Gén 2-3 base para la posterior enseñanza sobre pecado original.

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