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E L PECADO OR IG INAL. 19 2 . Estrecha correlación entre el pecado original y el personal [148], La tradición teológica concretó abusivamente la cuestión en torno a los niños, cosa que el N.T. no hizo. Igualmente se exageró la importancia exclusiva del pecado personal de Adán. Lo cual tampoco corresponde a la intención de Rm 5, 12-21, donde, admitida la referencia a Adán, todos son declarados pecadores «.porque todos pecaron». El mismo Agustín no olvidó esta idea, al dar tanta importancia a la permanente concupiscencia como consecuencia del pecado e im­ pulso hacia el pecado. Tal vez exageren, en sentido opuesto, piensa Sch, Vanneste y Baumann cuando, cada uno a su modo, parecen diluir el pecado original en el pecado personal. Huyendo, sin duda, de todo intento de explicar empíricamente (por la historia o la sociología) el pecado original [1 4 9 ] . 3. «La dialéctica entre pecado original y universal voluntad salvífica. ¿Cuál es la esencia del pecado original?» [149] El Magisterio de la Iglesia y la teología nunca han determinado convincen­ temente cuál es la esencia del pecado original. Habría que determinarla teniendo en cuenta que todo hombre, con anterioridad a su decisión personal, está acogido a la voluntad salvífica de Dios en Cristo; pero también, y a pesar de ello, está, por anticipado, en situación de pecado, antes de cualquier decisión personal. Situación que le llevará a pecar personalmente si la gracia de Cristo no le pre­ viene [1 4 9 ss.]. 4. « Abandono generalizado de cualquier idterior determinación sobre el pecado primero (- Ursünde ) » [151]. Se ha abandonado la importancia exclusiva de Adán en el origen de la peca- minosidad universal. No interesan los problemas en torno a monogenismo-poli- genismo. Todavía Flick-Alszegby hablan de la importancia cualitativa del primer pecado, pero es poco segura esta hipótesis. Sch sostiene, contra Baumann, que hay que insistir en el origen histórico de la situación pecadora de la humanidad. Por lo demás, se refiere a las ideas de Rahner y Weger sobre la mediación del hombre en la perdición-salvación. El pecado de una «humanidad originaria» (sea ella la que fuere) habría bloqueado el paso de la gracia hacia los demás hom­ bres, hasta la venida de Cristo. 5. « Superación del 'talante pesimista’ de la tradicional enseñanza sobre el pecado original. Extinción-remisión del pecado original» [153]. En el agustinismo ortodoxo la idea del «pecado original» y sus fatales conse­ cuencias, incluso para la otra vida, iba unida a una visión estrecha sobre la voluntad salvífica de Dios, sobre la salvación de los no-bautizados. Complicada, incluso, con ideas terribles sobre la predestinación.

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