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16 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE La solución de Gén 2-3 al problema del sufrimiento hay que contras tarla con la tesis de Job que no admite que el sufrimiento venga siempre del pecado [30 ss.]. En cualquier caso, el pecado se revela siempre en perspec tiva de salvación. Con ello estamos referidos a Cristo Salvador. El debe tener la primacía absoluta en toda esta problemática. El recurso a Adán está jus tificado para subrayar la solidaridad de todos en el pecado. Pero aun ésta hay que verla, ante todo, como solidaridad en la llamada de todos a la salva ción en Cristo. En plano pastoral, importante para G, el bautismo de los niños hay que justificarlo, primordialmente, no porque hayan contraído ya el « pecado » original (pecado en sentido analógico), sino por motivos más positivos, caritológicos. Cierta apreciable peculiaridad en el modo de enfocar la cuestión herme néutica-metodológica del pecado original la ofrece G. Daly al estudiar los « modelos» lingüísticos en que ha sido expresada la doctrina del pecado ori ginal a lo largo de la historia l9. Ante la vivaz discusión a que está sometida la teología del pecado origi nal «existe la posibilidad, dice Daly, de que una verdad vital para la reve lación, quede completamente marginada en la predicación y en la enseñanza, simplemente porque el lenguaje utilizado para comunicarla es un estorbo cul tural» [121]. La enseñanza tradicional, desde Agustín, emplea unos modelos o juegos lingüísticos que es preciso poner en orden, antes de cualquier in tento de nueva formulación. Encontramos, en efecto, « modelos » (-palabras, términos) tomados de la botánica, biología, patología, moral, derecho penal. Los más importantes son los términos de «generación» y de «propagación». Ellos constituyen el modelo «genético», según denominación de Daly. Y surge la pregunta: «¿Este modelo genético es necesario para la integridad de la fe?» [124]. Estudia la cuestión en los textos del Magisterio, exclusi vamente, pero teniendo en cuenta que estos son fruto de una larga elabora ción histórica20. preocupación más bien pastoral. Existe tensión entre los que querrían eliminar tal doc trina y los fieles a la tradición (Pablo V I); los que no toleran se hable de la historicidad de Adán y los que ven en él un atentado al optimismo cristiano. El a. se apoya en las investigaciones de Grelot y de Baumgartner, que nosotros ya conocemos [79]. 19. G. Daly, Tbcologicd models in tbe doctrine of original sin, 121-42. E l a. toma como principio hermenéutico la teoría de I. T. Ramsey sobre el lenguaje religioso. No podemos demorarnos en este aspecto del tema. 20. Estudia al Tridentino, sobre todo. Este aborda la cuestión en el decreto sobre el pecado original (DS 1513 y 1514). Para entender las formulaciones o modelos utili zados por Trento es necesario tener a la vista la historia de los mismos desde san Agustín. Así, Daly examina el contenido semántico de términos como «propagatio-imitatio», «ge- neratio-regeneratio»; «tradux», «vitium-infirmitas», «reatus»; «peccare in massa-peccare in Adamo», «peccatum naturae», «natura peccatrix». El concepto de « natura » merece especial atención, porque su significado en Agustín es distinto al que ha recibido en la teología posterior. Ver o. c., 123-9.
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