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E L PECADO ORIGINAL. 105 pecado original. E ste es el trabajo que vamos a realizar en el últim o capí­ tulo de nu estra in v e stig a ció n 20. E l más so rp rend en te y decisivo de los resu ltados sería este: d en tro de la teología católica se ha iniciado ya — y po r cierto en form a irreversible— el proceso de elim inación del «dogma» del pecado original. Crece el núm ero de los teólogos qu e opinan qu e carece de fundam en to la afirmación de que todo hom bre, al llegar a la existencia, se encuentra en estado de pecado «original». P ero , según hemos dicho reiterad am en te, la doctrina del pecado original ha estado complicada e implicada en todos los mayores problem as de la dogm ática, de la moral y vida cristiana, d u ran te más de 15 siglos. Si ahora prescindim os d e ella, ¿cuáles serían las consecuencias previsibles? ¿No cons­ titu irá esta elim inación un du ro golpe p ara la ortodox ia y para la ortoprax is d e la C om unidad cristiana? 2 .° Señalar la tarea que queda sin cumplir, la interrogación que queda ab ierta hacia el fu tu ro inm ediato de la teología católica. T area que nos­ o tro s nos atreveríam os a condensar en esta frase program ática: elaborar una sistematización teológica sólida y convincente, p ero inmune de toda mancha del pecado original. E n o tras palabras: d em o strar que la elim inación del viejo «dogma» del pecado original no afectará desfavorablem ente a ninguna de las o tras verdades de nu estra fe, ni te n d rá repercusiones negativas en la v ida religiosa concreta de la C om unidad de los creyentes. Más b ien, se desea y se p rom ete lo con trario ; vale decir, elim inada la doctrina del pecado ori­ ginal, gran núm ero de nu estras creencias será visto a mejor luz y en rela­ ción más esclarecedora con lo que tien e de más su stan tivo y esencial el M ensaje de Salvación. Y ello, ta n to en su dim ensión doctrinal, teórica, como — en no m enor grado— en su v ertien te práctica y vivencial. Si lográsemos cum plir a satisfacción el an terio r com etido, querría decirse que el contenido, llamemos «m aterial», del Mensaje cristiano hab ría salido beneficiado. P ero queda lo que llamamos aspecto «form al» de tod a esta tarea desm itologizadora del dogma del pecado original. H ay que atenderlo con no m enor delicadeza y rigor teológico. 3." La elim inación radical del dogma del pecado original, ¿no implica un reto lanzado a la infalibilidad doctrinal de la Iglesia? Apenas nos caben dudas de qu e, tras veinticinco años de crítica rigurosa a la enseñanza tra d i­ cional, esta pregunta ha llegado a ser el punctum dolens de tod a la discu­ sión: el dedo pu esto en llaga viva. 20. Está en prensa un libro nuestro titulado: El pecado original. Veinticinco años de controversia: 1950-1975. En él recogemos y ampliamos considerablemente la serie de artículos publicados últimamente en la revista «Naturaleza y Gracia», 1977-1978. El capítulo último de este libro se dedicará a hacer un balance-síntesis en la forma indicada.

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