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12 ALEJANDRO DE V ILLALM ON TE tivo universal. Ya sabemos que para Teilhard el pecado es la parte oscura de la evolución y en esta perspectiva encontraría su sentido. W observa que el pecado, como tal, no tiene sentido, es la manifestación del sinsentido en la creación. Por ello son de alabar los intentos de Schoonenberg y Teilhard en cuanto logran encuadrar el pecado original en el contexto general de la teología, pero es imposible encontrarle una explicación. El pecado siempre será un sinsentido, siempre permanecerá como algo «errático» dentro de la teología, de la existencia humana, de la creación entera. Porque el pecado es el sinsentido que irrumpe subrepticiamente en un mundo que Dios había hecho ordenado y bueno l2. En uno de los usuales «Boletines» sobre el tema, A. de Sulter presenta una breve recensión de las obras de Flick-Alszeghy, Baumgartner, Trooster, Dacquino, Weger y de la respectiva forma en que ellos afrontan la problemática del pecado original 13. La teoría de Flick-Alszeghy es la que más le convence a de Sulter [117, 127]. La disgusta el que se niegue o ponga en duda la historicidad de Adán y del primitivo pecado. Para él, Weger correría el peligro de identificar pecado original y concupiscencia, y de no salvaguardar la eficacia del bautismo de los niños [125]. También L. Sabourin y R. Tucci dedican sendos comentarios a la teoría de Plick-Alszeghy acerca del pecado original H. 2 .— Los problemas metodológicos y hermenéuticos que plantea la actual discusión sobre el pecado original han sido objeto de estudios que merecen una atención máxima. Ya conocemos la importancia que Flick-Alszeghy conceden al correcto planteamiento del problema del pecado original. Contemporáneamente al libro citado, Z. Alszeghy vuelve sobre el tema en un estudio monográfico I5. La investigación teológica, comienza diciendo, parte siempre de una pre­ gunta básica a la que se quiere dar respuesta. En siglos pasados partían del pecado de Adán y se preguntaban cómo este pecado afectaba a toda la hu­ manidad [30], No hace muchos años se partía de una determinada noción de pecado original cuya confirmación se buscaba en las Fuentes. Lo correcto 12. Las observaciones de Weier a la teoría teilhardiana en o. c., 166-71. 13. A. d e S u t t e r , Création. péché originel, 11 5 -14 7. 14. L. S a b o u r in , Original Sin reappraised, 38-43. La cruz de las teorías modernas es el salvaguardar el pecado original en los niños. Flick-Alszeghy tendrían menores difi­ cultades pues la separación de Dios en los niños es descrita como efecto de la «radical fuerza del pecado (hé hamartía) que les domina y que les llevará al pecado personal si la gracia de Cristo no interviene» [43]. R. Tucci, 11 domma del pcccato origínale in una recente publicazionc italiana, 384-9. 15. Z. A ls z e g h y , II peccato origínale. Vuntualizzazione in prospettiva melodologica, 29-42. La teoría de Flick-Alszeghy la expusimos ya en la Sec. 1I/XV III. Es indispensable tenerla en cuenta para entender lo que aquí decimos en forma tan esquemática.

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