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5 2 4 BERNAROINO DE ARMELLADA Lengua y Literatura hebreas de !a Universidad Complutense: E l d iv o r c io en e l ju d a ism o a n tig u o , p a r tic u la r m e n te en la é p o c a d e J esú s. Documentadísimo y ponderado, partió de que el derecho que la ley mosaica concede al marido de repudiar a la mujer (Deut 24, 1-4) más que conceder el divorcio con intención de amplitud, busca obstaculizar la práctica indiscriminada. El fun damento del divorcio estaba en la idea corriente entre babilónicos y semitas en general de que el marido es el propietario ( b a ’a l) de la mujer. La había comprado a su padre mediante una suma de cincuenta sidos y, como de cualquier otra propiedad, se podía desprender de ella. Pero no la podía «ven der», sino sólo «divorciar», contrariamente a lo que permitía el código de Hammurabi. El derecho del marido a divorciarse de su mujer, en un principio parece haber sido universal, bastando que la mujer fuese «no amada» ( s a n e a h ) des pués de tener trato marital con ella. La infidelidad de la mujer era la causa ordinaria del divorcio, pero legalmente no era la única. El adulterio de la mujer, como el del marido, era castigado con pena de muerte, pero tal castigo sólo muy raras veces fue puesto en práctica. Por lo mismo, el ma rido estaba en el derecho de repudiar a la adúltera, y sólo posteriormente, en época talmúdica, se exigió obligatoriamente tal repudio. La Biblia habla exclusivamente del derecho del marido a divorciarse. Si la mujer es repu diada, tiene derecho a reclamar el precio de su compra, a no ser que sea despedida por contraer matrimonio sin virginidad. Entre los judíos de la diáspora egipcia también la mujer podía incoar divorcio si el marido era «no amado» ( s a n é ) . Tras el destierro de Babilonia el profeta Malaquías (2, 14-16) critica el divorcio no motivado por infidelidad de la mujer. Siguiendo la dirección de Malaquías también el Eclesiástico es opuesto al divorcio «por cualquier causa» como se entendía en el judaismo bíblico antiguo: requiere que el marido se divorcie por mala conducta de la mujer. Poco antes de Jesucristo se entabla en el judaismo palestino una contro versia entre las escuelas de Bét Hillel y Bét Shammai, que había de durar hasta la muerte de Rabbi ’Aqiba (135 d. C.): ¿Qué motivos autorizan al ma rido a divorciarse de su mujer? (La controversia giró en torno a la expresión « ’erwat dabar» (inconveniencia de algo) de Deut 24, 1. La escuela del ga- lileo rigorista Shammai exige para el divorcio alguna razón de impudicia por parte de la mujer, mientras que la escuela de Hillel interpreta con toda amplitud la causa de divorcio: por inconveniencia y por cualquier cosa (v. gr., por quemar la mujer la comida —Hillel— ; «por encontrar el marido una mujer más bonita» — ’Aqiba— ). La actitud de Shammai tuvo seguido res entre los esenios y en el libro de los Jubileos; pero desde el final del siglo i de nuestra era hasta la Edad Media prevalece en el judaismo la inter pretación laxa de la escuela de Hillel.
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