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EL MATRIMONIO. 523 El tema del divorcio, al que se da tanta importancia para la pretendida liberalización del matrimonio, y de tanta garra social y política, va a cons tituir un «test de fuerza» ante la postura confesional de buena parte de los españoles. La doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad matrimonial per manece inalterada después del Vaticano II, aunque determinados intentos doctrinales, incluso de autores católicos, tratan de romper esa rigidez. En España la introducción del divorcio supondrá graves problemas, al alterar la confesionalidad estatal y modificar la norma concordada y, sobre todo, por hacer tabla rasa del sentimiento del pueblo y su raigambre cristiana. La solución por vía de acuerdo, al modo como se ha hecho en algunos países concordatarios como Portugal e Italia, dista mucho de ser satisfactoria. Hay, pues, que estimular la investigación teológica, canónica y pastoral en orden a ampliar el campo de la solución. Mons. Juan José G arcía F ailde , decano del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, tituló su intervención: E l m a tr im o n io c a n ó n ic o , e s e d e s c o n o c id o : s u g e r e n c ia d e cara al « ju s c o n d e n d u m » en e s ta m a teria . Se ñaló como causas de la ignorancia de la naturaleza del matrimonio: la sobre abundancia de datos que sobre él ofrecen las diversas ciencias; el uso indis criminado del término «matrimonio» para designar diversas realidades jurí dicas, y el desafortunado encuadramiento del c o n s e n tim ie n to matrimonial en la categoría de c o n tr a to sin a la gm á tico . Para una adecuada presentación de la naturaleza del matrimonio creyó necesaria la sustitución de la concepción c o n tr a c tu a lis ta por la concepción in s titu cio n a lis ta y p er s o n a lis ta , incluyendo la donación recíproca de las personas y el amor personal en el contenido esencial del consentimiento matrimonial. Siendo el sacramento del matri monio la misma institución natural elevada al orden de la gracia, la Iglesia tendría que reconocer otro matrimonio distinto para los bautizados que han perdido la fe o son indiferentes. El ponente dio muestras de ingenio y desenfado, especialmente en el diálogo suscitado por su discurso. Algún canonista le recordó las palabras de Pablo VI a la Rota Romana sobre que el amor no es constitutivo esencial del matrimonio, aunque sea importante. Al querer dar del matrimonio una definición metafísica, se olvida que es una in s titu c ió n , cuyo contenido lo determina la voluntad del legislador. Hay que empezar por qué quiso Dios, qué dijo Jesucristo, qué reconoce la Iglesia que tiene que ser el matrimonio. Con esto la crítica y las observaciones del orador quedaban quebradas por su base. 4. L a s p a la b ra s e in te n c ió n d e j e s ú s El quicio de toda cuestión relativa al matrimonio cristiano lo constituye la palabra e intención de Jesús. Para situar esta palabra e intención respecto al divorcio, sirvió la conferencia de Alejandro D íez M acho , catedrático de
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