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520 BERNARDINO DE ARMELLADA da preparación, remota y próxima? ¿Cómo tiene que celebrarse el matri­ monio como acontecimiento eclesial de fe y sacramento? Y ¿cómo debe proseguirse la pastoral permanente del matrimonio cristiano y la familia me­ diante comunidades eclesiales, grupos y movimientos específicos de matri­ monios y en comunidad intereclesial de los mismos? En las mismas preguntas creo que se apuntan ya ciertas soluciones. En la sociedad española se acentúa la crisis por los cambios jurídicos que se avecinan. Larrabe piensa que en cualquiera de las hipótesis (matrimonio civil libre —cuando no se celebre el matrimonio canónico— , o matrimonio civil obligatorio para todos los ciudadanos que se casen) se clarificarán muchas cosas. En el aspecto teológico habría que subrayar la necesidad de la fe para recibir un sacramento, y se trataría de f e p ro fes a d a . Sólo en ese contexto el matrimonio podría ser sacramento, es decir, factor de salvación, realiza­ ción de iglesia de una manera nueva y original. El vacío de catequesis al respecto es demasiado notorio. Ante esta problemática el ponente postula una solución integral y de convergencia que supere los extremos de una solución espiritualista o puramente humana: desde la justicia social hasta la evangelización propiamente dicha, abarcando todos los aspectos globales del tema. El matrimonio es un sacramento permanente que se sustenta sobre el bautismo y ha de ser vivido en la fe, siendo testimonio de amor y de cas­ tidad frente a este mundo deshumanizador en que se quiere justificar a título de amor lo que es simple egoísmo. Porque la moral cristiana es acep­ tación no sólo de las normas sino de los valores que las animan. No se debería, pues, identificar el derecho natural al matrimonio con el derecho al sacramento, y habría que variar sustancialmente la pastoral matrimonial. Es claro que para la teología tradicional surgen problemas delicados; pero no me parecen insalvables. Más arriesgado sería dejarse llevar de un idea­ lismo que, al pretender sólo lo óptimo, se podría quedar también sin lo menos malo. José M.a D íaz M oreno , profesor del ICADE y de la Universidad Pon- ticia de Comillas, trató la D im e n s ió n p a s to ra l d e las le y e s d e la I g le s ia en r ela c ió n c o n e l n o v ia z g o y e l m a tr im o n io . Hizo notar que gran parte de los matrimonios fracasados ya empezaron en el período prematrimonial a incu­ bar su fracaso. Una evangelización adecuada en el noviazgo podría enderezar el destino posterior del matrimonio, pues una visión cristiana del mismo abre a una exigencia de fe de las exigencias morales (v. gr., sexuales), que ayudan así a la maduración para el amor conyugal, pero que, sin tal vivencia de fe, serían ininteligibles o traumatizantes. El mutuo respeto tiene que adquirir un carácter religioso; y la entrega personal en el acto sexual se la vería con un valor de entrega infinita en la que no tiene sentido el juego de lo provisional. Es cuestión de una experiencia progresiva de la fe en la que se encuadra el sagrado compromiso del matrimonio sacramento. A esto

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