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EL MATRIMONIO. 519 que la reacción del otro no es la esperada, o alimentar el complejo de frus tración cuando la realidad de cada día (o de un momento dado) contradice el ideal ingenuo de una felicidad sin fisuras. Quien se obsesione con lo nega tivo llegará a un distanciamiento afectivo que tal vez se disimula tras com pensaciones extrañas. Sólo quienes logren situar sus momentos de rechazo en el marco más amplio de un amor profundo y sean capaces de ensanchar el objeto ideal con valoraciones nuevas para borrar de la memoria lo que no se realiza de lo esperado en el otro, llegarán a la vivencia madura del amor y harán de su matrimonio, no una suma o yuxtaposición de dos, sino una realidad nueva en que la interacción constituye un cuasi-yo conjunto. ¡Bello ideal que sólo en fe puede ser vivido, y que arroja una luz de con traste sombrío sobre la realidad matrimonial, peligrosamente amenazada por las nuevas versiones del antiguo egoísmo, más refinadas y desintegradoras que nunca! 2 . P e r s p e c tiv a s te o ló g ic o -p a s to r a le s José Luis L arrabe , Vicario Episcopal de Madrid y profesor de la Fa cultad de Teología de la Universidad Pontificia de Comillas, planteó la pro blemática eclesial del matrimonio cristiano: L o s p r o b le m a s d e l m a tr im o n io en la p e r s p e c tiv a h istó r ic a y en la a ctu a lid a d ■. cuestiones candentes del matri monio y la familia; estado actual y perspectivas de futuro. La conferencia se desarrolló bajo el signo de una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos, comprometidos por vocación a reactivar y hacer vigentes los va lores evangélicos, que den ambiente vivificador a la unión matrimonial. El así llamado descubrimiento actual del sexo se ha quedado en superficialida des que el cristiano ha de superar llegando a su trascendencia, a su capacidad de vocación de vida. Por otra parte se hace preciso superar la secularización ambiente que, al encubrir a Dios, anula el sentido de auténticos valores hu manos como el dominio de sí mismo, la capacidad oblativa, la castidad; sin lo cual es imposible la misma idea cristiana de matrimonio. Se pueden distinguir tres grupos de problemas: el matrimonio en sí, el matrimonio civil y el sacramento del matrimonio. En primer lugar, el ma trimonio en sí, en su ser natural, es decir, la concepción misma del matri monio como realidad básica y natural, como proyecto de vida específico entre hombre y mujer, «como comunidad de vida y amor», como relación inter personal íntima entre ambos, abierto a los hijos y a la sociedad. Luego, el matrimonio civil, o si se prefiere, la dimensión social y civil de todo matri monio, que no es sólo una cuestión personal o interpersonal, como si todo o sólo dependiera de las conciencias de ambos, sino que tiene también una dimensión social y comunitaria por la que atañe a la sociedad civil. Y, final mente, el sacramento del matrimonio, el de los bautizados y creyentes que viven la vida cristiana de fe y comunidad eclesial: ¿cuál debe ser la adecúa-
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