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EL SACERDOCIO EN LOS DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO 4 8 9 en sí mismo a sus miembros místicos» ( A A S 1943, 233). El concepto del ejercicio de todos los sacerdocios del Cuerpo Místico ejercidos con y por el de Cristo su Cabeza es realmente grandioso... Pero hay además en la S a cro sa n ctu m C o n c iliu m otra enseñanza expresa­ da ya en la L u m e n g e n tiu m (LG 11), y anteriormente por Pío X I I 36 y Pío X I « L a liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia, y al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los tra­ bajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan, alaben a Dios por medio de la Iglesia, parti­ cipen en el Sacrificio y coman la Cena del Señor» (SC 10). Y sigue el con­ cilio explicando estas enseñanzas y concluye: «Por tanto de la liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente, y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin» (SC 10). Por consiguiente la constitución SC insiste y delimita el fin de todo trabajo pastoral y de la misma predicación de la Palabra divina en lo que constituye el objeto principal y propio, tanto del sacerdocio ministerial como del sacerdocio común de los fieles, que es el Sacrificio Eucaristico. Recordemos cómo LG afirmaba también que «los pres­ bíteros... ejercen su oficio sagrado sobre todo en el culto eucaristico» (LG 28), y que los fieles encuentran en el culto eucaristico «la fuente y cima de toda su vida cristiana» (LG 11). Por consiguiente aquí, como en muchos otros lugares del Vaticano II, aparece claro cuál es el sentido y orden entre los tres oficios ministeriales jerárquicos, profètico o magisterial, pastoral o real, y sacerdotal o cultual. Todos ellos están orientados al acto cumbre del ministerio que es el Sacrificio Eucaristico, centro y cima de todo el minis­ terio y acto puramente sacerdotal. Anotamos, por fin, que la S a c r o sa n ctu m C o n c iliu m insiste en la partici­ pación «plena, consciente y activa» de los fieles en las celebraciones litúr­ gicas, en virtud de su sacerdocio propio, «por ser lin a je e s c o g id o , s a c e r d o c io r e a l» (SC 14), debiendo consiguientemente «ofrecerse a sí mismos al ofrecer la Hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino también junta­ mente con él...» (SC 47). Lo cual nos permite conocer el valor integrador del sacerdocio de los fieles en el mismo Sacrificio. 11 . " E l s a c e r d o c io m in is te r ia l” e n e l s e g u n d o S ín o d o d e lo s O b is p o s El segundo Sínodo General de los Obispos reunido después del concilio Vaticano II nos ha dejado un documento con la doctrina sistemática católica sobre el sacerdote. 36. Mediator Bei, en AAS 1947, 548, 555, etc. 37. Quas primas, en AAS 1925, 600.

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