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482 RICARDO MARIMON BATLLO sámente su apostolado» (PC 1); y al señalarles romo fin a «los miembros de cualquier instituto», el «unir la contemplaron para adherirse a El con la mente y el corazón, con el amor apostól'co que les impulse a asociarse a la obra de la redención y a extender el r_-ino de Dios» (PC 3'; v. Pío XII, M y s tic i C o r p o r is , en A A S 1943, 213). 9. E l s a c e r d o c io m in iste ria l o je r á r q u ic o e n e l V a tic a n o I I La constitución L u m e n g e n tiu m trata de modo sistemático sobre el sacer­ docio ministerial o jerárquico. Algunos han querido hacer hincapié en que el párrafo 2.° del número 10 sólo afirma «circunstancialmente» la diferencia esencial y no de grado entre el sacerdocio ministerial y el común. Se basan solamente en el " li c e t ” que precede al " e s s e n tia e t n o n g ra d u ta n tu m d iffe - r a n t” . Pero se les escapa que el sentido total del contexto no admite esta interpretación, pues todo él no hace más que explicar la diferencia «esen­ cial» a que alude al principio. Cierto que en LG 11 se presenta al sacerdo­ cio común como base o fundamento para recibir el ministerial. Pero éste su­ pone algo más que aquél. «El sacerdote ministerial —dice LG 10— , en vitrud de la potestad sagrada de que goza, forma y rige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico en nombre de Cristo y lo ofrece a Dios en nombre de todo el pueblo. Los fieles, en cambio, en virtud de su real sacer­ docio asisten y participan en la oblación de la Eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos...». Nótese cómo el sacerdote ministerial desem­ peña un oficio sacerdotal que podemos llamar activo, principal, jerárquico: «forma», «rige», «efectúa», «ofrece»; mientras que el sacerdote común tie­ ne un papel sacerdotal sólo pasivo o receptivo: «asisten», «participan», «reciben los sacramentos». Los primeros " c o n fic iu n t ” , hacen la Eucaristía; los segundos " c o n c u r r u n t” , asisten a ella. La relación entre ambos sacerdo­ cios es recíproca: «se ordenan el uno al otro, afirma LG 10, están vinculados entre sí por una necesidad recíproca, por una relación recíproca, " in te r s e c o m m u n i n e c e s s itu d in e d e v in c ia n tu r ” dirá luego LG 32; el uno de modo y signo activo, el otro de modo receptivo (v. también LG 32, 3.°). La diferen­ cia es, pues, «esencial», tal como se afirma al principio del párrafo, dando por adquirida la enseñanza de Pío XII en su discurso M a g n ifíc a te D o m i- n u m 24 y en la misma encíclica M e d ia to r D e i 25. Teológicamente diríamos que el sacerdocio ministerial o jerárquico es activo-efectivo —pensemos particu­ larmente en la celebración de la Eucaristía— , y que el sacerdocio común es activo-material, por ajustarnos más a la realidad de cada uno con más rigor metafísico. La enseñanza de LG 10, con todo, dice solamente «diferencia esencial», sin más explicitación de términos. 24. AAS 1954, 669. 25. AAS 1947, 553 ss.

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