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EL SACERDOCIO EN LOS DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO 4 7 9 gración» sacerdotal: «Los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración (bautismo) y por la unción del Espí­ ritu Santo (confirmación)...». Y también en LG 9: «...los que creen en Cristo, renacidos de germen no corruptible sino incorruptible... no de la carne, sino del agua (bautismo) y del Espíritu Santo (confirmación) (v. Jn 3, 5-6), son hechos por fin lin a je e s c o g id o , s a c e r d o c io rea l, n a ció n s a n ta ... p u e b lo d e D io s (1 Pe 2, 9-10)». También LG 33 atribuye a los laicos «una participación en la misión salvífica de la Iglesia... en razón del bautismo y de la confirmación» (v. también AA3). Sin embargo los textos de la L u m e n g e n tiu m admiten igualmente una interpretación teológica de la confirmación como de un complemento o capacidad especial de gracia y perfección (v. LG 11) del mismo sacerdocio común, recibido ya en el bautismo (v., por ejemplo, AG 11. 15). 8 . E l e je r c ic io d e l s a c e r d o c io d e lo s fie le s e n e l V a tic a n o I I Los miembros del Pueblo de Dios, según la doctrina de la L u m e n g e n ­ tiu m , ejercen su sacerdocio común cuando «asisten a la oblación eucarística, ...en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, en su testimonio de vida santa, en la abnegación y en su caridad operante» (LG 10 ). Los sacramentos son, pues, lo fundamental del ejercicio del sacerdocio común de los fieles (v. LG 11). «Participando del sacrificio eucarístico, fuente y cima de la vida cristia­ na (los fieles) ofrecen a Dios la Víctima divina y a sí mismos juntamente con ella —nótese cómo recoge este texto las ideas fundamentales sobre el sacerdocio de los fieles de la M e d ia to r D e i de Pío XII, a la que además cita expresamente21— ; y de este modo, tanto por la oblación como por la sa­ grada comunión, todos tienen su propia participación en la liturgia, no con­ fusamente, sino unos de un modo y otros de otro (clara alusión al ofreci­ miento de los sacerdotes ministeriales, que se incluyen también en el Pueblo de Dios)» (LG 11). La Eucaristía como «fuente y cima de toda la vida cristiana» es un concepto continuo del Vaticano II. Ella es el centro del ejercicio de todo sacerdocio de la comunidad sacerdotal. En ella, además de ofrecer a Dios «la Víctima divina», se ofrecen también a sí mismos «jun­ tamente con ella». En el número 34 dirá también la L u m e n g e n t iu m : «los laicos, consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, tienen una vo­ cación admirable... Pues todas sus obras, preces y proyectos apostólicos, la vida conyugal y familiar, el trabajo cotidiano... seconvierten en h o s tia s e s ­ p ir itu a le s a c e p ta b le s a D io s p o r J e s u c r is to (1 Pe 2, 5), que en la celebración de la Eucaristía, con la oblación del Cuerpo del Señor, ofrecen piadosamente 21. AAS 1947, 552 ss.

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