PS_NyG_1977v024n003p0383_0465

EL PECADO ORIGINAL. 4 5 9 Burke subraya los valores pastorales de la doctrina sobre el pecado ori­ ginal en los diversos momentos en que ha sido formulada: esclarecer la ne­ cesidad de la redención, en Pablo; la necesidad de la gracia, en Cartago en lucha contra los pelagianos, así como la necesidad del bautismo; esto mismo en Trento, y además aquí hacer ver que la justificación implica una renova­ ción interna del hombre y no simple imputación de la Justicia divina. Hoy día para hacer ver que, a consecuencia de su defectuosa relación con Dios, sobreviene al hombre el sufrimiento y la idea de que el hombre 110 es per­ fectible fuera del Reino de Dios. Así pues, dando una definición descriptiva del pecado original podría decirse: «Es la condición del hombre creado para Cristo y para el Reino de Dios e incapaz de ser verdaderamente él mismo sin ellos, pero que ahora no posee esa relación. Sin embargo, existe en una relación con Dios positivamente deficiente y que por ello puede llamarse legítimamente «pecado» [ 1 8 ] , En una palabra: la absoluta necesidad que el hombre tiene de Dios, de Cristo para su perfección integral, es lo que se quiere afirmar cuando se habla del «pecado original». Ludovic Robberechts 64 Siguiendo ideas de Nabel sobre el mal, de Ricoeur sobre la simbologia del pecado y las sugerencias exegéticas de Ligier, L. Robberechts ( = R o ) ve el contenido de todo pecado en la negativa del hombre a seguir el proyecto de elevación sobrenatural que Dios tiene para él. Esto está simbolizado en la narración genesíaca de Adán. Tal relato «no tiene en modo alguno la inten­ ción de explicar los orígenes de la historia humana o explicar el origen del mal» [ 29 ] . Ro, quiere dar una solución a problemas de aquí y ahora. «La motivación fundamental del relato adánico sería: inculcar al pueblo judío el respeto a la ley mostrándole, en un caso típico, la conexión inevitable en­ tre la desobediencia y la desgracia» [ 3 2 ] , Adán es Israel que desobedece; es el prototipo de todo desobediente, de todo pecador, de todo el que rehúsa cumplir el proyecto de Dios, elevador y promocionador del hombre. Siguiendo una idea de Ligier, Ro propone que el mito de Adán tendría por finalidad subrayar el peligro de idolatría proveniente de la monarquía: Adán simboliza, personifica al rey que, condescendiendo con el pueblo (Eva, serpiente) arrastra a todo el pueblo a la rebelión contra Dios. E l relato de Adán sería una parábola anti-monárquica [ 34- 8[ . En perspectiva profè­ tica el relato de la caída expresaría la convicción de los profetas de que el hombre peca por querer llegar, anticipadamente, contra la voluntad de Dios, a la posesión de la sabiduría, a la felicidad [ 39 -41] . Finalmente, Adán es una anticipación de Cristo [41 ss.]. Con lo cual se revelaría que el pecado es un presupuesto para que llegue a manifestarse la gracia de Dios. 6 4 . L . R o b b e r e c h t s , Le mythe d’Adam et le péché originel, 2 9 -7 1 , e sp e c .

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz