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EL PECADO ORIGINAL. 4 5 7 ¿Puede decirse que el hombre(-el niño) nace en pecado? La Iglesia orien tal tiende a dar una respuesta negativa. Los anglicanos rechazan tal afirma ción como contraria a la Biblia, irracional, moralmente insostenible. Los cató licos se fundan en la autoridad de Cartago y Trento. Pero un examen crítico de los textos nos dice que esas no son afirmaciones directamente definitorias, irreformables, sino presupuestos doctrinales que, por principio son supe rables, cambiables. Tampoco se puede afirmar que los niños tienen pecado por haber pecado en Adán. No hay fundamento en Pablo y es una idea éti- cemente repulsiva. Por lo demás toda la teología de Adán es insegura: su su estado de justicia original, su pecado que habría convertido en pecadores a todos los hombres. Afirmaciones que tal vez no provengan de la revelación sino de fuentes extrabíblicas [ 7 8 1 ] , Hay que insistir en la orientación decididamente cristocéntrica de la ac tual economía de salvación: todo ha sido creado en Cristo y para Cristo, sin separar el orden natural del sobrenatural. La creación está ordenada a la encarnación y ésta a la redención. Unicidad estricta del plan divino. No hay un plan primero en Adán, que fracasó y que luego se restaura en Cristo. No hay más gracia y dones de Dios ai hombre que los que se dan en Cristo y desde Cristo y para Cristo. Recogiendo ideas teilhardianas Hurley dice que en esta ordenación de todo a Cristo el mundo es necesariamente imper fecto, sujeto al mal físico. E l espíritu también es necesariamente imperfecto y sujeto al mal moral. Por eso está necesitado de redención, es decir, necesi tado de desarrollar el impulso a evolucionar y perfeccionarse, que está en él. La voluntad salvífica de Dios implantó en el espíritu humano el deseo natu ral de Dios y de liberarse del mal físico y moral. Por eso es necesario que Cristo complete su obra creadora-redentora del hombre. De ahí que lo que llamamos pecado original y carencia de gracia, ¿no será la connatural, crea- tural situación y condición de imperfección y debilidad humana? [ 7 86 ] . Dios ofrece a todos la llamada a la plenitud, pero nosotros rehusamos la oferta divina con nuestros pecados personales. Rehusamos con ello el pro greso evolutivo, que es la liberación de nuestra imperfección creatural, re dención del pecado, acto de glorificación a Dios. james L. Connorbl En una crónica teológica señala Connor los factores influyentes en la ac tual reconsideración del problema: dificultades inherentes a la enseñanza clásica; un tipo de mentalidad y filosofía más personalista, existencial, más atenta a la dimensión histórica y comunitaria de las acciones humanas; una teología decidida y consecuentemente cristocéntrica, que mira toda la pro blemática desde Cristo y no desde Adán; la presión del evolucionismo como 62. J. L. C onnor, Original Sin: Contemporary Approches, 215-40.
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