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EL PECADO ORIGINAL. 4 5 5 más actualizada, que recoja los estímulos provenientes de las discusiones sur­ gidas estos años y las armonice con la explicación tradicional, enriquecién­ dola y dándole una versión más existencial y viviente, más derechamente re­ ferida a la vida concreta del creyente. «Una mejor formulación teológica sólo se logrará con la efectiva con­ cepción desmitologizadora del pecado original», dice Cordero [ 4 2 7 ] . Estos diversos intentos desmitologizadores los tipifica en estos cuatro: — reducción mítica (pura): la enseñanza sobre el pecado original no es más que la proyección y objetivación exterior de la vivencia humana del mal, del fra­ caso, de la miseria. El «m ito de A dán» sería uno de tantos surgidos con esa fina­ lidad en la historia de las religiones. — reducción metafísica: con la doctrina del pecado original se querría expre­ sar el hecho de que la existencia humana (la libertad) es el mal radical, origi­ nario. En esta dirección irían la teoría kantiana del mal radical, la afirmación kierkegaardiana de la condición existencial pecadora del hombre, la representa­ ción del humano existir com o alienación, en Hegel, la contemplación de la liber­ tad com o fisura en el ser humano ( Sarlre ), la culpabilidad radical de Heidegger. — reducción psicológica: la teoría del pecado original sería un intento de explicar las perturbaciones del psiquismo humano a nivel de lo inconsciente. E jem plo clásico el intento freudiano de ver el «pecado original» en relación con el parricidio perpetrado por la primitiva horda humana y por la defectuosa reso­ lución del complejo de Edipo en cada individuo particular. — reducción sociológica: caso extremo de esta tendencia sería el del marxis­ mo, según el cual el mito del pecado original expresaría la situación de caída, alienada, de la historia humana; por efecto del falseamiento radical en la relación del hombre con su trabajo v los medios de producción. En forma benigna esta corriente se dejaría sentir en los intentos de explicar el pecadooriginal desde el pecado del mundo, desde elclima pecaminoso formado por la sociedad humana pecadora, que todo lo contagia. Naturalmente, cuando la desmitologización llega a los extremos indica­ dos e implica una reducción-eliminación del pecado original, el teólogo no la podrá aceptar. Pero hay en aquellos intentos elementos muy aprovecha­ bles para una mejor formulación futura. Esta mejor formulación posible de la naturaleza del pecado original habrá de tener en cuenta, a juicio de /. Cordero, estas observaciones: 1. E l pecado original es un estado, como decían los antiguos. Ni habría inconveniente en utilizar expresiones de ahora, como situación-condición existencial. dándoles un contenido real de interioridad, profundidad óntica, existenciaria. Elemento esencial de este estado es el ser una carencia-priva- ción de la gracia, de la amistad de Dios. 2. Este estado-situación implica una disposición, un impulso hacia el mal. Santo Tomás hablaba del pecado original como de un « habitus enti-

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