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454 ALEJANDRO DE VILLALMONTE Se encuentran en Sebe visibles atenuaciones en referencia a la doctrina tradi­ cional sobre el estado de justicia original, sobre la «excelencia» del estado para­ disíaco. N o se cuenta con la historicidad de Adán y se da por libre la discusión en torno a monogenismo-poligenismo. El núcleo del dogma del pecado original en sí se mantiene íntegro, ni somete a crítica sus fundamentos bíblicos o sus ex­ presiones en los documentos del Magisterio. La postura tradicional fue mantenida también por otros teólogos-escri­ tores de este período. Pero no será necesario demorarse en ellos 59. No sabe­ mos si será razonable acudir, en esta cuestión, al testimonio de la mayoría silenciosa. Pero lo cierto es que los teólogos que se deciden a hablar lo hacen, en su mayoría, para testimonior la insatisfacción por la enseñanza tradicional y para buscar nuevas soluciones. La enseñanza tradicional se ofrece más insostenible cada año, en los progresivos grados de insatisfacción que hemos podido apreciar. 8. Aportaciones « menores » a la nueva teología del pecado original Hasta el momento hemos expuesto los más importantes ensayos que se hicieron para dar nuevas formas a la teología del pecado original; aquellos que con mayor amplitud y hondura acometieron la tarea de reforma. Sin embargo, otras aportaciones «menores» y «parciales» podrán resul­ tar interesantes: para reafirmar ideas y orientaciones desarrolladas por otros con mayor detención; para confirmar el hecho de la gran preocupación que la teología católica sentía por el dogma del pecado original en la década de los sesenta, así como la multitud de matices que iban apareciendo a medida que avanzaban las discusiones. Jesús Cordero Pando 60 Dentro de la vasta teología del 'pecado original’ /. Cordero se ciñe a estudiar la naturaleza íntima del mismo. Querría lograr una explicación zswiscben Naturalismus und Exislentialismus, donde se estudian las dos corrientes básicas que estarían al fondo de las actuales discusiones. 59. H . V o rg rim le r realiza una visible reducción en la cuestión del estado de ino­ cencia, en el pecado originante (Ursünde) y en referencia a las consecuencias de este pecado. Pero no problematiza el pecado original en sí mismo: aquel estado en que todos nacen por efecto del pecado de la «humanidad originante («A d á n »), privados de la gracia y vendidos al pecado. Die Erbsünde in der katboliscben Glaubenslebre, 115-42. T eólogos com o Ch. Boyer, Cb. Journet, Philippe de la Trinité, A. Spindeler, L. B. Gilion, F. O’Connor, ). Ai. Alonso, son difíciles en hacer concesiones a las 'nuevas’ teorías (ver sus obras en la Bibliografía final). Algunos autores de «Manuales» parecen 'ignorar’ la úl­ tima problemática: J. de Abárzuza (1968), L. Arias (1965), G .B. Guzzetli (1966). Pero, ¡com préndase!. un «M anual» no puede caminar al ritmo de las últimas investigaciones. 60. J. C ord ero Pando, La naturaleza del pecado original. Ensayo de formulación teológica, 425-62. Sintetizamos este estudio.

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