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428 ALEJANDRO DE VILLALMONTE inmediata entre el pecado de Adán y la pecaminosidad de todos los hom­ bres. E l poder del pecado bajo cuyo influjo está el hombre y que le torna pecador, es para Pablo más que el sólo el pecado de Adán» [92 s.]. Por eso W e opina que la figura del pecado original, en su sentido tradicional, no se encuentra en Rm 5, 12-21 32. Pero ha de preguntarse si Pablo afirma aquello que W e decía ser lo sustantivo de la enseñanza sobre el pecado original: si el dominio del peca­ do en el mundo es tan universal y profundo que «todo hombre, por efecto de este dominio del pecado se puede decir pecador antes de su decisión per­ sonal» [ 10 0 ] . Esta pregunta hay que responderla afirmativamente. La fuer­ za del pecado en modo prepersonal, íntimo, profundo, determina ya al hom­ bre antes de que entre en acción su libertad. La doctrina del pecado original no es más que la explicación (universalización) e intensificación de la ense­ ñanza bíblica sobre el poder del pecado. Por tanto, sólo se ha comprendido la fuerza y hondura de este poder, cuando se afirma que domina al hombre también interiormente y antes de la decisión propia: «el hombre no se hace pecador sin influjo del pecado» [ 1 0 1 ] . Por ello puede hablarse, como sub­ raya Lengsjeld, de una tensión entre destino y libertad en la doctrina sobre el pecado [ 101 ss. ]. Es sabido que Pablo personifica el Pecado-He Hamar- tía, como un tirano que entra en el mundo e impone por fuerza su dominio. R. Bultmann insinúa que tal vez se podría distinguir entre pecado respon­ sable y el no responsable, pues todo pecado del hombre es perpetrado en co- responsabilidad. Finalmente O. Kuss piensa que esta figura paulina de «el Pecado-He Hamartía» insinuaría que «los varios actos pecaminosos concre­ tos se producen como "síntomas” de una enfermedad profunda, la radical pecaminosidad del hombre. Foco de maldad del que brotan siempre de nue­ vo los actos pecaminosos, sin que la fuerza del hombre pueda impedirlo» [ 10 4 ] , La tercera parte del libro lo dedica W e a exponer su teoría explicativa de aquella «prepersonal culpabilidad » con que cada hombre entra en el mun­ do. Teoría que resulta de la armonización de determniados principios de antropología y de teología. Presupuesto antropológico de la enseñanza sobre el pecado original sería: La libertad humana no se realiza existencialmente ni se desarrolla sino en relación al otro: «Nuestra reflexión sobre el pecado original, aunque sea sucinta y breve, estará guiada por esta pregunta: ¿hasta qué punto el hom­ bre está determinado interior y prepersonalmente? (es decir, antes de su 32. «E l pecado original, tal com o tradicionalmente se le entiende, es decir, com o una situación pecadora de todo hombre causada inmediatamente por Adán, del todo independiente del pecado personal, en la cual se anula cualquier mediación en el dom i­ nio del pecado, tal pecado original no se afirma en Rm 5, 12-21», o. c., p. 100. V er 100-7.

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