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EL PECADO ORIGINAL. 427 Las nuevas perspectivas de la ciencia natural, de la exégesis, de la teo­ logía católica impulsan a nuevas formulaciones e hipótesis... que cuestionan la enseñanza tradicional católica al respecto, dice Weger ( = \f'<?)3U. Comienza W e por señalar lo que, en su opinión, hay que mantener como sustantivo en la enseñanza tradicional. Lo resumen unas palabras de K. Rab- ner. Como mínimo hay que decir que el pecado original es «una general situación pecaminosa que implica a todo hombre antes de la decisión de su propia y personal libertad; la cual, sin embargo, es historia y no condición esencial, provocada por el hombre y no simplemente dada por el simple hecho de la creación» [ 3 0 ] . Esta situación pecaminosa incluye la carencia de la gracia, pero no como simple ausencia o mera carencia negativa, ni como un todavía-no de la gracia, sino por efecto de una decisión de la libertad humana, dice W e, contra W . Simonis y E. Gutwenger [20 s.] La universalidad po­ dría ser puesta en peligro por la teoría de Schoonenberg sobre el pecado del mundo [23- 30] . Pero, sobre todo, insiste W e en que esta situación peca­ dora es prepersonal, «vorpersonale Sündigkeit»: antes de la decisión de su libertad el hombre está realmente en situación de pecado, de culpa, «y por tanto no se torna pecador porque peca, sino que peca también porque es pecador» [ 2 3 ] . Precisamente este va a ser el punto central de la teoría de W e: fundamentar el hecho y esclarecer el sentido de esta culpabilidad pre­ personal de la humanidad ante Dios, como fórmula sintética de la teología del pecado o rig ina l31. Pero veamos antes la base que para estas reflexiones ofrece la Escritura. I Í ' í se atiene a la opinión común que no encuentra la enseñaza de la Iglesia sobre el pecado original en la narración de Gén 2-3 ni en todo el A .T . Lo que Gén 2-3 quiere inculcar es que, por una parte, el mal y el pecado no viene de Dios; y que están en el mundo por culpa del hombre [ 78- 84] , Sobre el contenido de Rm 5, 12-21 digamos, en síntesis, que Pablo establece una dependencia entre el pecado de Adán y los pecados de los hombres. Esta concatenación consiste en que, desde Adán, el pecado co­ mienza a dominar en la humanidad y en el cosmos. Pero hay que advertir: «Pablo atribuye sin duda al pecado de Adán el haber permitido la entrada del pecado en el mundo, pero no establece ninguna dependencia causal e 30. K. II. W e g e r, Theologie der Erbsiinde, 7. Los números entre corchetes se refie­ ren a las pp. de esta obra. También tenemos en cuenta el art. Erbsündentbeologie beute, StZ 1968, donde resume las ideas del libro. 31. Completando las citas del texto ver pp. 10, 16, 7 7 /n t 2, 105-7; idea muy d ifí­ cil para el hombre de hoy, 9; pero también muy explicable ante la moderna antropo­ logía, 75. 4 . K. H. Weger: Dimensión social del pecado original

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