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HL PECADO ORIGINAL. 4 2 5 ciada e historicidad unificada [ 24 1 ] . Si en la historicidad disociada y uni­ ficante se encuentran los elementos necesarios expresados en la tipología Adán-Cristo (universalidad, totalidad, anterioridad relativa) parece legítimo el intento de emplear estas nociones para interpretar la tipología Adán-Cristo» [248, 241 ] y el pensamiento de Pablo respecto al pecado original. ¿Qué quiere decir eso de historicidad ¿/io«Wd-unificante? Sabido es el hecho de que la historicidad es una dimensión existencial del ser humano. Su existir en el mundo está determinado por el espacio y el tiempo. Su ser está como expandido, extra-puesto, «disociado» en el tiem­ po y en el espacio. Esta historicidad disociada no se identifica con la condi­ ción creatural del hombre; pero es una especie de condición existencial que determina todo el hombre y su comportamiento. Por ello Le encuentra en ella los rasgos de anterioridad, prioridad respecto de todo acto libre y res­ ponsable del hombre [ 2 4 3 ] . Pero, por otra parte, también el hombre está sujeto a una fuerza unificante por la que se siente abierto a la trascenden­ cia; llamado a abrazar la gracia que le unifique y reconcilie con el tiempo y con el mundo [ 248 ], Ahora bien, la historicidad disociada parece responder satisfactoriamente a aquello que, en sustancia, quiere decir la tipología Adán-Cristo de Rm 5, 12-21: por obra de Adán toda la humanidad se encuentra en estado de historicidad disociada, universal y profunda, anterior a toda decisión perso­ nal pecadora, pero condicionándola e impulsándola [ 249 s., 255 ss.]. «E l término de "pecado original” deberá, pues, ser entendido como la caída de todo hombre al contacto con la historicidad disociada y en ella. Caída que es universal, relativamente anterior y no es necesariamente idéntica con la condición creatural. Ella traduce la representación bíblica del reino uni­ versal y anterior del pecado y de la muerte (Rm 5, 12 a-c y 19) en razón del cual todos los hombres son proclamados pecadores» [ 2 5 1 ] . «E l pecado de cada individuo no hace más que cumplir y ratificar bajo su responsabili­ dad personal, aquella historicidad disociada [ 2 1 5 ] . E l pecado primero en los orígenes, es el que inaugura la historia en esta forma concreta, como diso­ ciación existencial del hombre [ 2 5 1 ] . «Disociación que es inherente a nues­ tra humana estructura y hace que el cumplimiento existencial del hombre esté siempre amenazado por la disociación del tiempo y del espacio», hasta que Cristo lo libere [ 254 ] . En la edición francesa de la obra, año 1970, se responde a ciertas obje­ ciones suscitadas por esta teoría. Desde el punto de vista exegético reafirma, contra H. Haag, la distinción entre la figura de Hamartía(-Pecado) como personificación tiránica de la fuerza del mal, que pone al hombre en situa­ ción universal-profunda de pecado relativamente anterior a todo pecado per­ sonal, al que Pablo llama «hemarton-pecaron». Algunos reprochan a Le el ha

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