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EL PECADO ORIGINAL. 411 pensando que la fidelidad no puede consistir en la repetición mecánica de lo que antes se dijo, «sino en reproducir, en la situación del pensamiento de hoy, lo que otrora se dijo con los medios de la situación de entonces» [P R 56, 4 1 ]. Por lo demás, son conocidas las aportas internas que, desde siglos, aque jan a la teología agustiniana-occidental del pecado original: decisivo influjo de Adán sobre toda la humanidad, trasmisión del pecado por generación (-pecado hereditario), cómo llamar «pecado» al originado [P R 95, 131 ss.]. Sin ol vidar las circunstancias en que surgió la creencia explícita en el pecado o ri ginal: una falsa lectura y exégesis de Km 5, 12 (el «in quo omnes peccave- runt») y la vivencia personalísima de Pablo, Agustín y Lutero que ven la gracia ante todo como «gracia liberante» [P R 134 ss.]. Ultimamente han surgido las nuevas dificultades provenientes de la mentalidad evolucionista, especialmente cuando ésta llega a hablar del origen de la especie humana en esquema poligenista [P R 41 s.]. Pero son, sobre todo, los resultados de una nueva y crítica exégesis los que impulsan los ensayos de Sch para reformular esta enseñanza. En p ri mer lugar se demuestra que los textos bíblicos en cuestión no gozan de aque lla historicidad literalista que antes se les daba. Además, la Biblia cuando nos habla del misterio, se refiere a la acción salvadora de Dios en Cristo y desde ahí habrá que referirse a otros «misterios», concretamente al del pe cado [P R 44-8], Finalmente, tiene primordial importancia y novedad en Sch — según comentaremos— la aplicación de los nuevos principios herme- néuticos a la comprensión de los textos bíblicos y del Magisterio [P R 47, 92 ss., 147 s.]. También la nueva visión del hombre, las nuevas corrientes de antropo logía filosófica presionan a Sch para buscar nuevas expresiones de la creen cia. Por eso insiste en proponer el contenido sustantivo en categorías per sonalistas propias de la filosofía existencial que, por lo demás, también han influenciado la teología protestante de los últimos años [P R 136 ss.]. Tam bién la dimensión social, comunitaria, de todo pecado y, en particular del pecado original, es puesta de relieve por Sch. Dimensión esta que hay que subrayar tanto si habla de la gracia como si se habla del pecado que opera en el mundo [P R 146] l4. Entrando más en concreto en la exposición le Sch recordamos los crite rios hermenéuticos que deberán aplicarse a las aserciones de la Biblia y tradición sobre el particular. «Parto del presupuesto de que el modo de hablar del magisterio eclesiástico, como el de todo hablar humano, está con 14. Ver allí mismo pp. 138, 28 s., 40, 33 ss., 37. HP 986 s. Por lo demás, también la teología tradicional señaló a esta solidaridad de todos en Adán com o el núcleo del misterio del pecado original. L o hemos tratado largamente en la Sec. I, pp. 231-46.
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