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EL PECADO ORIGINAL. 405 b) Aunque llamada la vida eterna en Cristo la humanidad libremente y como «necesariamente» cae en pecado y se convierte en una masa de peca d o : la célebre « masa damnata-massa peccati» de Agustín. Aunque para Ro no será Adán el único causante. La universalidad del pecado proviene de «un pecado colectivo, del conjunto de los pecados» [316]. Toda la huma nidad forma ante Dios una familia de pecadores. Toda la naturaleza humana se ha hecho pecadora. Todos nacemos gravados por el pecado de naturaleza. La naturaleza es lo que tienen de común todas las personas de la misma especie. «Pues bien, la naturaleza poseída por estas personas es pecadora, apartada de su fin, de Dios, no por un pecado personal, sino por la multitud innumerable de pecados que constituyen un pecado colectivo, el pecado de Adán» [316]. c) El principio de unidad de esta familia humana es Cristo, el Redentor. La solidaridad en la redención supone solidaridad en la creación y en la vo cación sobrenatural. La solidaridad natural es menos importante, posterior [315-5], En esta perspectiva las discusiones sobre monogenismo o poligenismo an tropológico quedan superadas. Porque ya no interesa el Adán-individuo. Adán es legión: «es la Humanidad, es todo hombre en cuanto extraño aún a la gracia y necesitado de un Salvador que será, al mismo tiempo, principio de unidad» [316]. Con laudable honestidad científica Ro hace un detenido examen crítico de su propia teoría y encuentra: — Si nos atenemos a los resultados de la exégesis de hombres como Dubarle, Renckens, Grelot, respecto de los primeros capítulos del Génesis se concluye que no se podría admitir la historicidad de Gén 2-3 más que por motivos dogmáticos, no por razones exegéticas [317]. — Respecto a Rm. 5, 12-21, podrían hacerse estas preguntas: si Pablo tiene como segura la existencia de un único pecador al principio; si el para lelismo Adán-Cristo exige la unicidad del primer Adán en forma rígida, como si su negación pusiese en peligro la eficacia de la redención de Cristo; si Pablo no insiste más bien — como hace en otros pasajes— en la liberación de los pecados personales. El movimiento general de la carta a los Rm J-5, va hacia la conclusión de que todos están en pecado y por ello, «tienen ne cesidad de redención. Cristo Salvador los une a todos en un mismo designio de salvación». Resulta también de estudios como el de P. Lengsfeld, que la tipología de los dos Adanes no es en Rm 5 objeto de enseñanza, sino una ilustración para mejor comprender la universalidad del pecado y la sobre abundante redención de Cristo [318 s.].
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