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EL PECADO ORIGINAL. 403 absoluta que Pablo pide para la obra de Cristo. La condición pecadora del hombre no comienza en un punto concreto del neolítico. Es más bien una condición general de toda la historia humana y de todo el universo mismo. Ya se ha dicho que el pecado es estadísticamente necesario en el proceso evolutivo. «El práctico 'Non possumus non peccare’ pertenece a la creación evolutiva» [219]. Por ello, la necesidad de la redención estriba no en un pecado del comienzo, sino en pecado que cada día se comete, en los pecados —moralmente inevitables— de los hombres, en la imposibilidad de superar el pecado del mundo siempre presente y actuante. Por otra parte, el mal-pecado tiene una dimensión ultra-humana, cós­ mica. Desborda el pecado del paraíso y aun el pecado de la humanidad terres­ tre. Cristo es redentor del mal cósmico y del pecado que pueda existir en cualquier mundo posible. En cuanto que Cristo es el propulsor universal de la evolución redime al hombre (y al cosmos) de su limitación, de sus fallos, de su voluntaria y culpable resistencia a seguir la ley de la evolución-ley del ser, ley de la unidad siempre mayor, ley del amor y unión a Diosen Cristo. Scb reconoce que no todo está resueltoen este intento, que no excede las pretensiones de una hipótesis a contrastar con sus posibilidades para re­ activar la vida cristiana. La mayor ventaja de esta hipótesis la señala en el hecho de haber superado todo lo referente a la enseñanza sobre el origen del pecado en el mundo, sobre el pecado originante. La enseñanza del pecado original se reduce a enseñar la necesidad de la redención de Cristo. Pero de forma que, «la radical necesidad de la redención, de la encarnación — fun­ ción primera de la antigua doctrina— , no se haga depender de un aconteci­ miento accidental que tuvo lugar en nuestra tierra, sino que ha de enrai- zarse en la estructura misma de la creación, que está llamada a una res­ puesta libre por parte del mundo en Cristo, en el cual únicamente, llega a realizar el mundo a su plenitud, y es posible que realice su pleno sentido la creación llamada a la libertad [239 s.]. No debería, pues, hablarse más de «pecado original», sino del «pecado del mundo» y de la universal salva­ ción de todos en Cristo, «de la posibilidadde salvación y de plenificación ofrecida a todos en Cristo» [241]. Dios llama a los hombres a lavida eter­ na en Cristo. Pero los hombres continuamente se resisten a dejarse «pro- mocionar», a colaborar en este plan divino de perfeccionamiento ilimitado del ser humano y del universo8. La mentalidad y categorías de expresión teilhardianas hacen difícil de captar la exposición de Scb. Pero, en última instancia, aunque sea por senderos un poco torcidos, se da un gran paso al eliminar la «teología de Adán » y poner todo el tema del «pecado original» en exclusiva orientación hacia Cristo. 8 . Comentarios a la teoría de Schmitz-Moormann-. J. Gross, Geschichte des Erbsiin-

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