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396 ALEJANDRO DE VJLLALMONTE amplio de la conciencia del pecado personal y colectivo, volveremos a en­ contrarlo en todo el sentido real» [216], Por ello Sm busca una explica­ ción más dinámica del dogma del pecado original. El punto de partida es claramente cristocéntrico: todo lo que existe, espe­ cialmente el hombre, está ordenado por Dios a su glorificación eterna en Cristo r216]. Contra el proyecto divino se alza el hombre ya desde el principio, según testifica la narración de Gén 2-3. Este primer pecado se continúa en la tendencia desordenada del hombre a lo terrenal, en la concu­ piscencia que le impulsa siempre de nuevo a pecar [218-23]. Los pecados de los hombres forman un «mundo» enfrentado siempre a Dios [222], En esta perspectiva «se podría quizás describir el pecado original como la carga del mal que pesa en cada hombre por su nacimiento y por la condición de la humanidad, por su solidaridad íntima con ella, antecedente a cada uno de sus pecados, pero ratificada y aceptada libre e inevitablemente por cada pe­ cado personal » [223]. En este momento Sm se acuerda de P. Schoonenberg y su teoría del pecado original como «situación en que se halla el hombre desde que y a causa del hecho de que entra en un mundo en el que reina el pecado» [223]. Se contempla, pues, el pecado original como «situación» pecadora universal, como «pecado del mundo», causado «no solamente por el pecado de los primeros padres sino también por el pecado personal de cada uno. Cada pecado consolida el dominio del mal en el mundo y aumenta la carga de la culpa que pesa sobre los demás hombres y sobre la posteridad» [224-5]. Este poder del pecado se concretiza en fuerzas malignas conocidas por la Biblia y por la tradición cristiana: el «corazón» malvado, el «deseo» malo, «la carne». Y aunque Sm habla de que tales fuerzas impulsan inevitable­ mente al pecado personal, sin embargo cuida de mantener la indispensable libertad personal del mismo. También la tradición teológica conoce la figura del pecado moralmente inevitable [227-30], Tal pecado-situación es previo a la decisión de la voluntad de cada uno. «Que tal pecado puede pre-existir, en el hombre, a la elección personal de su vida, es un misterio» [228], Lo cual permite presentar el pecado original «como orientación profunda de la existencia de cada hombre recibida por su nacimiento en la familia humana» [229]. Cuidando, sin embargo, de afirmar que la historia de la humanidad no es .primariamente, una «historia de pecado» sino, básicamen­ te una «historia de salvación» [229]. Respecto al origen y trasmisión del pecado original Sm presenta también sus matizaciones. «El hecho de que el pecado original haya sido causado por el pecado de los antepasados de la humanidad, pertenece, sin duda alguna, a la doctrina de la revelación» [230], Así lo afirma el Tridentino. Concre­ tamente, «Adán no es solamente imagen o tipo sino causa real de nuestra

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