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EL COLOQUIO PRIVADO DE PABLO. 323 haber expuesto su evangelio en privado a los notables. Pablo comunicaría a los gálatas que, gracias a esa manera de proceder, a esa hábil táctica, consiguió que no le impusieran los notables la circuncisión de Tito; ya que de haber expuesto su evangelio en una asamblea pública, tal vez la pre­ sión que los judaizantes hubieran ejercido sobre los jefes de la comunidad hubiera obligado a estos a pedir a Pablo que «pro bono pacis» aceptara las exigencias de los judaizantes 29. 7. El v. 4, que comienza con la preposición oíd seguida de la partícula Sé y un acusativo, debe tener en este caso sentido causal y ha de ponerse en relación con los verbos xpé^tu y ¿ópajxov, o mejor con el verbo avct)í¡nr¡v (v. 2), que es el único verbo principal que ha aparecido hasta el momento acaban de decirse o que se contienen implícitamente en lo que acaba de decirse». En efecto, Pablo ha expresado en el v. 2, al final, la posibilidad de que estuviera corriendo o hubiera corrido en vano, si no hubiera expuesto su evangelio en la forma que lo hizo. Ahora bien, esa posibilidad no se Jia verificado afortunadamente, ya que, al haber hecho Pablo las cosas con habilidad, el resultado ha sido que los notables no le han exigido siquiera la circuncisión de Tito. De aquí que la conexión del v. 3 con el v. 2 la haya expresado de esa forma: «y lo cierto es que mi compañero Tito, siendo griego, no fue obligado siquiera a circuncidarse». Luego la partícula ákki contiene sin duda también en este caso un matiz adversativo, relacionado con lo que le precede inmediatamente (la posibilidad de «correr o haber corrido inútilmente»). Pero en la traducción he creído preferible usar la expresión «y así» («pero el caso fue que»), para indicar la satisfac­ ción de Pablo al comunicar a los gálatas que precisamente el hecho de que los notables no le impusieran la circuncisión era buena prueba de que «no corría ni había corrido en vano». Cf. una construcción parecida en Jn 18, 28. 29. No estará de más observar que casi todas las versiones modernas del v. 3 incu­ rren en un mismo descuido, es decir, en poner la conjunción oúSé en conexión inme­ diata con el nombre propio «Tito», en vez de relacionarla con el verbo f¡vayxdoUr¡, que parece ser lo correcto. Efectivamente, Pablo quiere decirnos que salió triunfante de la prueba ante los responsables de Jerusalén. Y precisamente la manifestación de esa vic­ toria es que los apóstoles «ni siquiera le impusieron la circuncisión de Tito»; no que «ni siquiera Tito fuera obligado a circuncidarse». Porque, supuesta la actitud de los judaizantes, que pretendían se circuncidara a los cristianos procedentes de la gentilidad, era todo un éxito que a Pablo no le impusieran la circuncisión de Tito; pero, en el caso de que no le hubieran impuesto tampoco la circuncisión de otros (judíos o gentiles) —como habría que deducir lógicamente de las versiones que colocan el «ni siquiera» delante de «Tito»— no tendría nada de raro que Tito hubiera quedado exento de la circuncisión, sino más bien lo contrario; y eso precisamente «por ser gentil», ya que, en todo caso, sería más fácilmente concebible que se eximiera de la circuncisión a los gen­ tiles, que a los judíos que no estuvierantodavía circuncidados cuando se convirtieron al cristianismo (cf. el caso de Timoteo en Act 16, 1-3, en cuanto era hijo de madre judía). De las versiones españolas que he consultado parecen haber caído en la cuenta de este detalle sólo la de Alonso Sciiokel-Mateos, Nueva Biblia Española, Madrid 1975 y la de F. de Fuenterrabía, Nuevo Testamento, Estella 1973. El motivo de que casi todas las versiones coincidan en este punto está probablemente en que oúoá se halla en el texto griego después de áXka e inmediatamente antes que Titoí. Pero esto no prueba necesariamente que oúSI no pueda referirse más bien al verbo f¡vayxáoOr¡. Y en nuestro caso parece ser la única solución aceptable, por la razón antedicha. En el NT encontramos además varios ejemplos en los que la partícula oú 8 e no se relaciona direc­ tamente con el sustantivo que tiene al lado, sino con el verbo que queda más lejos. Por citar un solo caso muy claro, leemos en Mt 7, 18: «...ni ( úSé) puede dar frutos buenos un árbol dañado». A cualquiera se le ocurre lo absurdo que sería traducir: «ni siquiera un árbol dañado puede dar frutos buenos» (!). Cf. Me 11, 26; Mt 6 , 15; 8 , 10 .

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