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EL COLOQUIO PRIVADO DE PABLO. 321 de ofrecer las razones en que apoyo mi interpretación del pasaje doy una traducción provisional de Gal 2, 1-5, de acuerdo con mi hipótesis: «2Subí a causa de una revelación y les expuse el evangelio que procla­ mo entre los gentiles, pero en privado a los notables, para que mis afanes no resultaran o hubiesen resultado inútiles 3(y así mi compañero Tito, que era griego, ni siquiera fue obligado a circuncidarse), 4a causa de los falsos hermanos, que se infiltraron subrepticiamente para espiar nuestra libertad, la que tenemos en Cristo Jesús, a fin de hacernos esclavos. 5Pero ni por un momento cedimos ante ellos, doblegándonos a su imposición, para preser­ varos la verdad del evangelio». Voy a justificar ahora esta interpretación del texto mediante una serie de conclusiones que se refieren a distintos problemas del pasaje. 1. Pablo se refiere con las palabras ávs6á[i7¡v aütoi<; a una única expo­ sición de su evangelio, que tuvo lugar ante «los notables» de Jerusalén. Na­ da hay, pues, en el texto que apoye directamente la celebración de dos se­ siones, una pública y otra privada. 2. La frase nr¡ ?8pa(iov debe vincularse a la frase que inmediata­ mente la precede, es decir, a la circunstancia de haber expuesto Pablo su evangelio precisamente en privado (zav'iSíav) a los notables o dirigentes de la comunidad. 3. El apóstol no dudaba en absoluto de la autenticidad de su evangelio. Por consiguiente la conjunción ¡ir¡ ~oj; no puede entenderse propiamente en el sentido de «por temor a correr o haber corrido en vano», en cuanto a la verdad del evangelio que proclamaba a los gentiles 24. 4. Tampoco satisface la solución de entenderla como si introdujese una pregunta indirecta 25, de la cual se espera lógicamente una respuesta nega­ tiva, al estilo de la figura retórica llamada interrogación. principie of accommodation (1 Cor 9, 20-23)— to find here an analogue to the circum- cision of Timothy (Act 16, 3)». Pero el apoyo textual de la lectura olí; oúSé es tan firme, que no hay un motivo justo para suprimirla o modificarla en las ediciones del texto paulino. 24. En contra de la opinión de H. S ch lie r, o . c., 82 y de otros autores modernos. 25. Ya S. Agustín entendió de ese modo la frase. Comentando el «ne forte in va- cuum curro aut cucurri», dice: «non ad illos cum quibus seorsum contulit evangelium, sed ad istos quibus scribit, quasi per interrogationem dictum intelligendum est; ut ex eo appareret non eum in vacuum currere aut cucurrisse, quia jam etiam attestatione cae- terorum nihil ab evangelii veritate dissentire approbatur» (Exposilio in Epist. ad Ca­ latas, Madrid 1959, 115). Esta opinión la han seguido más tarde otros comentaristas —por ejemplo, Lagrange— , aunque no entienden todos del mismo modo el sentido de la in­ terrogación, ya que para muchos no estaría dirigida, como propone S. Agustín y han se­ guido después algunos otros como Santo Tomás (In epist. ad Galatas, 188) y C. F illion , La Sainte Bible, 9.a ed., Parisiis 1928, 291, a los lectores de su carta, sino más bien a los mismos «responsables» a que se refiere en ella («para preguntarles si acaso corría o había corrido en vano»). Esta es la postura de M. J. L agrange , Epitre aux Galates, 27 9

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