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LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS. 277 de iglesia, pero en términos que podríamos calificar de «competencia» con otros templos e incluso sacerdotes. 1.1.2. Falta de clero secular : La escasez de clero secular es el motivo de que haya tantas parroquias en manos de religiosos en los nuevos barrios de las ciudades y, aunque no con tanta frecuencia, en algunas zonas rurales. La falta o escasez del clero nativo es también la razón de la presencia más numerosa, aun, de religiosos párrocos en diócesis que no pertenecen a la propia patria n, unas veces, en dependencia directa de la Congregación para la Evangelización de los pueblos y, otras, en servicio de ayuda a iglesias particulares y locales reconocidas como tales. La presencia de los religiosos en la ciudad, con cura o sin cura parroquial, es uno de los signos de nuestro tiempo. «La Iglesia no puede contentarse con repetir "Maldición, maldición a la gran ciudad” (Ap 18, 16). Ha de aceptar los hechos tal como son y ob­ tener todo el bien posible de ellos. Ella es el sacramento universal de sal­ vación también y precisamente en la ciudad. En primer lugar, ha de adoptar en su dialéctica una actitud positiva hacia la ciudad. Aquí tiene ella la posi­ bilidad de encontrar a mucha gente en su ambiente inmediato y en su zona de influjo directo. Además, aquí encuentra al hombre en su completa liber­ tad humana, desvinculado de los lazos de la tribu y de la tradición, en el pluralismo de hombre moderno y forzado a tomar continuamente decisiones personales» 13. Los religiosos que están al frente de las parroquias urbanas suelen ser provenientes del campo, de donde tienen su origen, en general también, la mayoría de las vocaciones consagradas. Su presencia en la ciudad es nece­ saria como animadores mucho más que en el campo; aquí se puede confiar más responsabilidad a los laicos. Con su animación en la ciudad deben ha­ cer surgir de la misma las vocaciones sacerdotales que necesita la iglesia de la ciudad, como ha sucedido a través de la historia. No se olvide que Pablo comenzó su misión en las ciudades. No buscaba los pueblos, sino las metró­ polis, las encrucijadas, los centros comerciales, culturales, políticos y reli­ giosos. En la E. media, la ciudad ofreció la comunidad humana concentrada y autónoma que era la base de la comunidad eclesial. Hoy se quiera o no, el fenómeno del urbanismo es una tendencia pronunciada de la sociedad mo­ derna 14. Por eso, el párroco religioso o el simple religioso se encuentra en las grandes zonas urbanas dispuesto a anunciar el Evangelio. 12. Religiosos (sólo hombres) fuera de España: 8.442. Véase Guia de las Comuni­ dades Religiosas Masculinas de España, 29. 13. W. B uhlmann , La tercera Iglesia a las puertas, Madrid 1976, 405. Véase tam­ bién Parroquia urbana, presente y futuro, V Semana nacional de la parroquia, Madrid 1975. 14. Es verdad que en los países occidentales, después de la huida del campo, se comienza ya hablar de la huida de la ciudad. Este nuevo fenómeno inmigratorio tendría, entre otras buenas consecuencias, la de permitir el uso y mantenimiento de los templos

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