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276 SATURNINO ARA que alguien fundara una institución religiosa que tomara como misión es­ pecífica la cura parroquial, como en su día lo hicieron Isa Ordenes cano­ nicales, y que cada instituto religioso asumiera actividades claramente diver­ sificadas. Los religiosos asumen, hoy, funciones parroquiales de forma indiscri­ minada y, a nuestro juicio, he aquí algunas de las razones. I . 1 . 1 . La necesidad urgente : La necesidad urgente se presenta como la primera y más válida razón de la entrega y aceptación de parroquias pol­ los religiosos y de la trasformación de sus iglesias en templos con cura pa­ rroquial. Todo servicio asumido en función de imperativos y de necesida­ des extremadamente urgentes, suele tener características muy llamativas. Con­ cretamente el servicio de cura de almas confiere a las parroquias de los re­ ligiosos rasgos propios cuyo análisis sería muy beneficioso para todos. Nos limitamos a indicar algunos de esos rasgos. Respecto de los templos debemos señalar que se hallan situados, general­ mente, en zonas céntricas de grandes urbes y, en algunos casos, en el viejo casco de la ciudad de donde huye la población hacia las zonas periféricas. No interesa al caso señalar las razones de dicha ubicación. Sí nos interesa dejar constancia de que dichas iglesias aseguran una asistencia a un público, ajeno por completo a la preocupación de formar grupo humano y, menos aún, comunidad parroquial. Podrían muy bien, haber quedado como templos o centros sacramentales o de servicios religiosos, necesarios a los cristianos practicantes de las grandes ciudades que buscan lugares sagrados donde po­ der realizar o satisfacer sus exigencias espirituales, sin necesidad de estable­ cer relación humana. Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que dichos templos son, de por sí y sin más, parte integrante de la pastoral urbana u. Por otra parte no son pocos los dichos templos que ven disminuir el núme­ ro de feligreses pertenecientes ai distrito parroquial, por la simple razón de que se abandonan las zonas céntricas. El derribo de una vivienda en zona céntrica de ciudad suele llevar, de ordinario, la trasformación de la misma en oficinas. Los antiguos inquilinos pasan a ocupar una nueva vivien­ da en las afueras de la ciudad o en zonas ajardinadas. A veces, la conserva­ ción de los citados templos es costosísima, cuando no problemática, como es el caso de que el templo o el templo y el convento hayan sido declarados monumentos de arte o interés nacional. En cuanto al personal adscripto a estos centros parroquiales, suele su­ ceder que son personas entradas en años y hechas a un servicio con sentido II. Para nosotros un templo sacramental, es decir, aquél en el que los fieles puedan confesar, comulgar, participar en la eucaristía, recogerse en ciertas horas, entre el ir y venir del lugar del trabajo, es uno de los elementos integrantes de la parroquia enten­ dida como unidad pastoral, según luego veremos. Véase A. S m it s , ¿Hay unmañanapara el sacerdote? Madrid 1969, 158ss.

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